Pocas veces se ha visto a un protagonista estar tantas veces atrapado por alguien armado y resolver esa situación con un golpe rápido que desarme al contrario. Una vez está bien como recurso, dos es para fliparse y ya a partir de la tercera es un error imperdonable. Uno de los más malos, el que no sabemos si es de pelo cano o rubio platino, el tal Roxie, es capaz de caer ante el ex policía dos veces casi consecutivas, piensas que no es posible acercarse tanto, que te van a dar, que eso es muy previsible.... ¿He dicho que es previsible?; esa es la peor de las características de una película de cine negro, que debería inventar giros y más giros de la historia.

Un pobre hombre con la cara quemada, violento, antipático y con las ideas muy claras, se va a por quienes le jodieron la vida. Con todo lo que mola cualquier historia de venganza. Todo es una suma inacabable de situaciones que atentan contra la lógica, cuestiones como ser un ex mafioso y verlas venir sin demostrar ser lo que fuiste, ir a Alaska a que te hagan una tercera vez lo que te hicieron al principio dos veces seguidas y alejarte mucho de lo que uno busca en una cinta de cine negro.

Es realmente floja si se compara con lo que se hacía en esa época, las luces de unos y las de otros no suman demasiada inteligencia, todo chirría y por mucha voluntad que se le ponga y hayamos firmado amor eterno al séptimo arte, la venganza de esta película es una venganza para olvidar.