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Henry Morrison rating:
7
Comedy. Adventure New York reporter Sue travels to Australia to meet and interview Michael J Crocodile Dundee, a man who runs a safari business and has just survived an attacked by a crocodile. After spending a few days touring the safari park, Sue invites Mick to come back with her to visit New York. How would the clash of cultures and different life style affect the Aussie bushman? How do things turn out when Sue falls for his charms?
Language of the review:
  • es
October 25, 2009
31 of 32 users found this review helpful
Cocodrilo Dundee es el típico film ochentero por antonomasia. Hoy en día, mayoritariamente despreciada por la crítica "seria" y recordada como una intocable por todos aquellos que la vieron en su época y su contexto. No creo que, ni unos ni otros, tengan toda la razón. Se trata de una película realizada para entretener a un público muy concreto, con una serie de chistes y equívocos culturales, algunos hoy en día han perdido su gracia, otros forman parte de la cultura americana, y porque no, de la nuestra.

Sin duda, lo mejor es la parte australiana del filme, donde se nos presenta a un hombre abierto, ignorante, ingenuo, pero con un profundo conocimiento de la naturaleza que le rodea, y tendrá que enseñarle ese mundo a una frívola periodista americana (la encantadora Linda Kozlowski). La parte americana del film me parece muy inferior en interés, aunque es digna de verse porque, como muchas otras, es un reflejo extremadamente fiel de la sociedad americana de los años ochenta, y sus dudosos valores: una élite acomodada, social y económicamente superior, que mira por encima del hombro todo aquello que no casa con sus rígidas formas de ver la vida, una raza de hombres de negocios superficiales, profundamente hipócritas, que mirarán al "hombre de la selva" con cinismo e indulgencia paternalista. Todo ello contado desde una perspectiva comercial y ochentera, faltaba más, y con un final que hoy solo puede contemplarse con incredulidad, si acaso, con una sonrisa de complicidad. Porque, seamos realistas, ¿quien no ha querido alguna vez en su vida hipnotizar rinocerontes?
Henry Morrison
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