La película parte de una de las noticias más recordadas del 2008, la detención de un grupo de integrantes del crimen organizado entre quienes estaba una reina de belleza, Laura Elena Zúñiga, Miss Sinaloa.
Laura (Stephanie Sigman) es la sufrida protagonista, una joven mexicana que aspira a convertirse en reina de belleza. Su obsesión por conseguir el título la deja atrapada en las redes del narcotráfico.
Lino (Noé Hernández), el jefe del cártel interesado en Laura, es un narco mostrado en esencia, sin clichés de villano.
La historia esta siempre contada desde los ojos de Laura, sin escenas que den contexto, que distingan las caras de la autoridad y la delincuencia; incluso los diálogos son pocos, los necesarios para plantear la historia pero de ninguna manera otorgarle una intención clara.
Esto hace que los personajes no estén bien desarrollados, a pesar que la historia contada es muy fuerte y se siga con interés.
La película peca de morosa y confusa en parte de su metraje.
Sin embargo las escenas de acción están impecablemente filmadas con gran solvencia visual, los balazos suenan increíbles como nunca antes había escuchado en cine, incluso en películas de acción norteamericanas.
Si el propósito narrativo de Miss Bala es transmitir el estado de confusión y pánico de la sociedad mexicana la misma esta lograda plenamente.
La ignorancia y el machismo de una nación abandonada por sus gobernantes se refleja en el comercio de sustancias hasta ahora ilegales y en la brutalidad de las consecuencias.

Lo mejor: la actuación Laura Elena Zúñiga, excelente.
Que nos haga reflexionar sobre el estado en que se encuentra la sociedad mexicana y la necesidad de hacer algo rapido. Ojalá no sea demasiado tarde.

Lo peor: lo confuso de algunas situaciones y la falta de alguna luz de esperanza, es todo muy sombrío.