Crítica escrita tras haber visto la primera temporada completa.
Bienvenidos a “Keyhouse”. Una familia típica americana se traslada a la antigua y grande mansión familiar. Con la pinta de esa casa, ya nos podemos esperar que no van a tener una estancia demasiado tranquila. Pero “Locke and key” es un soplo de aire fresco, y se trata de una serie fantástica y no de terror.
No he leído el cómic. Pero conozco de sobra a Joe Hill. Si su padre es el rey, entonces Hill es el príncipe. Es cierto que no tiene todavía mucha obra y ya le ha dado tiempo de pifiarla con “Cuernos” y la antología de relatos “Tiempo extraño”, pero lo demás que ha hecho merece mucho la pena y se le nota el ADN de escritor de fantasía y terror de calidad que lleva en su interior.
Aquí se marca una historia muy atrayente, de la que casi es mejor no contar nada. Basta decir que es una producción que desde el primer episodio te engancha. ¿Qué son esas llaves? ¿Qué se trae esa misteriosa mujer (Laysla De Oliveira) entre manos y quién es? ¿Qué pasó con el padre de familia? Sin duda, han sabido dosificar los misterios para que, por lo menos yo, tenga clarísimo desde el piloto que esta nueva serie voy a verla hasta que se termine o la cancelen.
El tono infantil y juvenil le sienta realmente bien. Y además tampoco tira por el trillado camino de la nostalgia de los 80, que se está explotando demasiado últimamente. Tenemos chicos con frases ingeniosas y multitud de referencias a la cultura pop, pero de hoy en día, que tampoco está mal si no son demasiado descerebrados. De hecho, la inclusión de tramas en instituto, fiestas y demás, no es abusiva y no molesta lo más mínimo. Me gusta mucho el rollo del “Escuadrón Savini” y el “frikismo” por los clásicos del terror. De hecho, hay un guiño genial al inolvidable “Sex machine” de “Abierto hasta el amanecer”.
El chico protagonista lo hace muy bien. Como niño, su personaje no se sorprende demasiado de las extrañísimas cosas que le pasan. Al contrario, es muy listo e ingenioso para resolver los problemas, y el actor está a la altura.
El desarrollo de la historia tiene el ritmo adecuado a lo largo de esta primera temporada de 10 episodios. No siempre está centrada en la trama principal, obviamente, pero la verdad es que no me sobra nada de lo que le pasa a los personajes dentro y fuera de la casa.
Me ha dejado con muchas ganas de saber cómo seguirá.
Netflix sigue fabricando éxitos como churros, y por mi parte, aunque a veces es un poco agobiante tratar de estar al día y ver todo lo que merece la pena de sus producciones en serie, es un placer disfrutar de historias como esta. Que sigan así.