Las pasadas de vuelta de este director tan peculiar, hay veces que funcionan y otras que no.
Pero aunque hoy en día (2018) ande un poco de capa caída, en los primeros años de su carrera, su imaginación todavía era capaz de dar buenos títulos tan alocados y divertidos como este.
El buen resultado, además de por el buen trabajo de Burton, se debe también a un reparto interesante, encabezado por un Michael Keaton genial. Este fantasma que se puede "contratar" para asustar a los vivos es todo un personaje. Es gracioso con un humor muy particular, pícaro como él solo, y con un punto macabro y malvado que le hacen muy especial.
El diseño de producción es muy bueno. Si ya la propia casa en el mundo real es digna de ver, cuando nos vamos al más allá y vemos todos esos personajes y criaturas tan extraños, vemos que esta película no podría haberla hecho ningún otro. ¿Cómo se le pueden ocurrir estas cosas tan extrañas?
Es también una de las primeras películas que hizo Wynona Ryder, que aquí es prácticamente una niña, fascinada por lo oculto.
Y todo el conjunto es una comedia negrísima, que se ríe de la propia muerte en un argumento bastante original, que podría considerarse una precursora más oscura y surrealista de la mismísima "Ghost".
El momento más "friki" es sin duda el baile de la cena.
La única pena es que no contara con efectos especiales más espectaculares. Hoy en día le podría haber quedado mucho más vistosa, aunque a lo mejor no habría tenido tanto éxito.