El polifacético Viggo Mortensen suele ser por regla general, garantía de buenas películas.
Actúa bien y normalmente elige bien sus proyectos, pero en este caso el resultado es simplemente aceptable y poco más.
Mortensen hace de un profesor en Argelia, que acoge a un aldeano perseguido por la justicia de su pueblo, lo que da lugar a un éxodo por el desierto para salvar la propia vida.
La película engaña. Al principio, a poco que conocemos a los personajes principales y se plantea el argumento, da la sensación de que nos vamos a encontrar con una digna historia de aventuras.
En parte es así, pero no demasiado. Tiene un ritmo que deja bastante que desear, con parones y tiempos muertos, algunos bastante evidentes, como puede ser la inútil secuencia del burdel.
En el aspecto dramático, estos dos hombres se van haciendo amigos, pero tampoco cuenta el film con ningún momento de intensidad o emocionante que se pueda destacar.
Ni siquiera Viggo ofrece una gran actuación para lo que nos tiene acostumbrados.
Le sobra metraje, a pesar de que sea corta. O quizás es que le haga falta un poquito más de enjundia, acción, aventura, o por lo menos situaciones interesantes que emocionen. Y es que en la mayor parte del tiempo, bien parece que este par de hombres esté de senderismo tranquilamente, y no huyendo para salvar la vida.
Podría haber estado bastante mejor.