The Fast and the Furious (A todo gas) es una película de acción que nos introduce en el mundo de las carreras callejeras y los robos de camiones. El protagonista es Brian O’Conner (Paul Walker), un policía encubierto que se infiltra en la banda de Dominic Toretto (Vin Diesel), el líder de los sospechosos de los atracos. Brian se enamora de la hermana de Dominic, Mia (Jordana Brewster), y se ve atrapado entre su lealtad a la ley y su fascinación por el estilo de vida de los corredores.

Es un entretenimiento moderado que ofrece lo que promete: coches rápidos, chicas guapas, persecuciones espectaculares y mucha adrenalina. No es una obra maestra del cine, ni pretende serlo, sino una fórmula comercial dirigida al público juvenil que busca diversión sin complicaciones. Los actores cumplen con sus papeles, destacando Vin Diesel como el carismático antihéroe, y la dirección de Rob Cohen es dinámica y sofisticada visualmente.

Es una película que se puede disfrutar si no se le exige demasiado, pero que tampoco deja una huella profunda en el espectador. Tiene algunos puntos débiles, como un guion previsible, unos personajes estereotipados y una moralidad cuestionable.