La verdad es que no sé bien qué es lo que le ven a esta película como para nominarla a varios premios. Lo que yo veo es que se trata de una típica película yanqui que endiosa el éxito por sobre el amor y la felicidad. También noto que es lamentable, muy lamentable, el menos que poco y absolutamente errado conocimiento que tienen del psicoanálisis. Da verguenza ajena oir los imbéciles parlamentos de Kevin Costner, sobre todo cuando dice que puede suplantar años de terapia con tres preguntas estúpidas. Este tipo de cosas es lo que demuestra que los yanquis pueden mandar cohetes a la Luna pero que nunca dejaron de ser unos brutos. La película cierra con una supuesta frase de Winston Churchill que dice: "El éxito es la capacidad de pasar del fracaso al fracaso sin perder el entusiasmo". Y uno piensa, es cierto: los yanquis se deben creer muy exitosos porque se la pasan inventando guerras tras guerras, dejando que los bancos se adueñen del mundo, envenenado el aire y destruyendo el planeta, y nunca pierden el entusiasmo.