Otro chasco. Pero os comento: yo, obviamente, no pido peras al olmo, y viendo la ficha de esta obra se puede deducir fácilmente que lo que uno va a encontrar no será muy allá, si acaso mero y sano divertimento. Error. Lo que es, es un maldito cáncer, la dirija Michel Gondry o su puta madre. No obstante, no lo culpo, nada más lejos, cualquiera tiene que comer, y si filmar mierdas como ésta da billetes, bienvenido sea el verde, por supuesto. Ahora bien, para que el resultado sea decente, si es que eso le importa a alguien, no basta con invertir más verdes que ver multiplicados a la vuelta, no, hace falta un mínimo intelecto capaz de hilvanar una historia consistente, tampoco demasiado, no nos acusen de dar un aire señorial al cine "cachondeo", pero sí lo suficiente como para darse cuenta de que un guión co-escrito por Seth Rogen sólo puede derivar en mierda. Verde o del color que gusten.

Y es que si ya hay que ser muy gilipollas para considerarse actor por inspirar repugnancia y vomitona incontrolable en cada "chiste" y cada mueca, cuánto más debe de serlo el sujeto en cuestión cuando, manda cojones, ha sido él mismo el que se ha escrito sus frases. Para estar dándole palos hasta que pierda la sonrisa simiesca y por su boca salgan más que líneas mongolas con un "guay", un "mola" y un "qué flipe" por cada cuatro palabras (hagan la cuenta).

Así pues, subproducto de la peor ralea, de los que van de graciosillos y poco pretenciosos cuando son ni más ni menos que el vacío y la carencia total de ambición más que llenarse la cartera a costa de los que todavía guardan esperanzas en el género de superhéroes, convertido, a base de rizar el rizo pero sin soltar nunca el manual de "sírvase usted mismo una patraña infantiloide tan inofensiva como medianamente entretenida en la que no destaca absolutamente NADA", convertido, decía, en una regurgitación del mismo, una y otra vez. Una y otra vez. Una y no más, jodidas gracias.

Ahora una sonrisita a cámara y a decir cuánto me ha gustado porque desconecté el cerebro por un rato... Puffff, un poco de amor propio, coño. Que hay veces que un no es un no.

Me siento como un puto viejo verde y tengo 20 años. Vamos bien.