Estas cosas solo ocurren cuando no esperas gran cosa, cuando lo que te venden esta a años luz de la presuntuosidad de la competencia. Cuando vas al cine esperando lo de siempre y un poco peor, y sales entusiasmado por que lo que has visto te ha divertido de una forma inesperada.

Así es Blancanieves (Mirror, Mirror) una grata sorpresa inesperada, a la que la escasa promoción y los malos trailers no hacían justicia de lo que realmente se escondía en la cinta. Unos efectos impresionantes (los cruces de espejo de la malvada reina Julia Roberts son visualmente exquisitos), la banda sonora de Alan Menken genial sin tener que recurrir a las fanfarrias épicas, el vestuario casi digno de un oscar, la fotografía a años luz de otras grandes propuestas de la temporada.
Los actores, todos correctos aunque sobresale la todo poderosa Julia Roberts que es quien se come solita la película, ella lo sabe y lo disfruta al máximo ofreciéndonos una interpretación digna de cualquier premio a la comedia. Quizás, por poner un pero, la “bella” y dulce Blancanieves que en Lily Collins no consigue entonar como debiera, aunque teniendo en cuenta que el pulso se lo gasta con una de las grandes de la comedia tal vez sea normal la desigualdad del combate.

Desde el precioso prologo se deja claro que esta no es la historia de Blancanieves, si no de la Reina malvada, esta es su historia, su cuento, y damos gracias que asi sea.

Lo mejor: Julia Roberts

Lo peor: Los 7 enanitos directamente sobran.