Una película que va aumentando de intensidad y de interés para el espectador, a medida que su discurso va avanzando. Apoyándose en una muy buena definición de la psique de los personajes y en algunas brillantes interpretaciones, consigue una extraña empatía con el espectador, pese a ser una película de talante amargo, para dar un hueco a la esperanza.

Los hermanos Ulloa filman con destreza y saben elegir el ritmo para cada momento de la película. Cada personaje refleja una visión de la vida de cada generación, siendo la niñez la más ingenua y, posiblemente, la más feliz, pasando por la complicada adolescencia, la, a veces, insulsa edad adulta y a la tierna e incomprendida vejez.

Pese al buen trabajo, falta quizás un poco de sentido del humor, ya que el sentir que deja es un tanto monocromático. Recomendable su visionado.