Recordaba esta película con añoranza de haberla visto de joven, seguramente en aquellas noches de cine con mi madre, seguidora fiel de Eastwood. Al verla disponible en Netflix, me alegró ver una película así en el servicio, y me puse a verla. Es increíble cómo una película con 40 años no se vea antigua. La interpretación de Eastwood es magistral, a la altura de uno de sus mejores trabajos, y desde luego, a la altura de los más grandes del cine. Un ejemplo de cómo con muy poco se puede conseguir muchísimo, sin efectos especiales, sin escenas de violencia, sólo con un guión magnífico, y unos actores que hacen una interpretación soberbia, se pueden conseguir muchísimas cosas.

Un clásico del cine que no pasa de moda, y que en el género del cine carcelario puede ser la obra maestra.