Adaptación de "High Rise", novela publicada por J.G. Ballard a mediados de los años ‘70, que, en mi opinión, no acierta a plasmar bien en imágenes las muchas ideas del escritor.
Está muy bien realizada en el plano estríctamente formal. Impecable puesta en escena, brillantes intérpretes (otra cosa son sus actuaciones), y sonido, fotografía, etc, de calidad.
Sin embargo le falla la fuerza, la pasión, la claridad en la exposición de los hechos, cuyo fondo se entiende bien, al fin y al cabo traslada a un enorme edificio donde conviven personas de diferente extracto social, lo que ocurre en el mundo verdadero, el de ayer, hoy y me temo que con mayor fuerza, el de mañana... pero sin convencer.
Y es que, en primer lugar, es demasiado larga para lo que cuenta, o mejor dicho para cómo se nos cuenta.
Todo se entiende, el fondo quiero decir, pero no porque el guión esté bien, pues es farragoso, poco claro, y además con un ritmo muy irregular, no pasando nada interesante durante muchos minutos. Así, su primera mitad es insípida, con muchos minutos viendo a los diversos personajes principales, que no alcanzan a tener alma ni personalidad, siendo meras caricaturas en ocasiones.
Su último tercio está mejor, pero sobre todo gracias a las actuaciones de Jeremy Irons y, sobre todo, de Luke Evans, que el personaje mejor definido, y el más convincente. Al menos lo entendemos aunque pudiéramos no estar de acuerdo con él.
En resumidas cuentas, que no la considero una buena película, más bien bastante pretenciosa, en ocasiones incluso pedante, aunque hay críticos que la han ensalzado hasta extremos que no es que no comparta, sino que no comprendo. Y ese puede ser el verdadero problema mío, que no haya entendido el film en su complejidad argumental y existencial.

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