Ni un pero que poner. E indispensable para completar la saga y nadie debe perdérsela. El tiempo pasa y en relación con el inicio de las aventuras de Indy, esta última se acopla cronológicamente muy bien. Indiana Jones tenía aparte de su sombrero y el látigo, dos características más: Los nazis y el "Tendría que estar en un museo". El oponente y la razón.

Creo que es un colofón muy acertado y obligada para ver. Claro, ya a esas edades sus aventuras no son ya aventuras con mujer liándosela en plan guasa pero gustándose los dos en secreto. Aquí hay mujer también, pero el cariño es diferente. La mujer y el niño son dos elementos que acompañan con evidencia abrumadora porque con él, forman la familia. El caso es que aquí toca contar el drama de la vida: La vejez. Todo llega, y a Indy también, lo cual nos hacen verlo como un héroe más cercano y humano. Y tiene gracia, como viejo adquiere malas pulgas y se vuelve solitario. Todo le da repelús pero vemos que se mantiene fiel a sus principios por tanto que nadie diga que este no es Indy. También hay que tener en cuenta que sufrió una desgracia y eso marca.

Creo que con esta película han terminado de dotar al personaje con su personalidad al completo. Indispensable para el haber. Luego está el que uno crea o no crea, que le busque peros a la acción y lo de siempre, que no le atraiga lo que se cuenta. Pero una cosa está clara, las aventuras de Indy han ido siempre por lo arcano, lo esotérico, lo mágico y de ahí, este colofón. A Hitler le atraían esas cosas, como el arca de la Alianza; creía que daban poder para dominar el mundo y nunca viene mal una ayuda extra, intuía poderes sobrenaturales para quien poseyera esos tesoros anclados en el pasado.

Eso es lo bonito de estas aventuras misteriosas de Indy, y lo malo es que ya no vamos a tener más. ¿Que podía haber estado mejor? Como todo en la vida. El dial de Arquímedes es la firma a pie de página de las bonitas aventuras de Indy a lo largo y ancho de este mundo.