Sí es verdad que es más el título que la película… pero aquí valoraremos el conjunto de la obra.
Vamos a valorar su título emblemático, su proyección en el tiempo como obra fantástica mezclando géneros. Y el trío de ases protagonista.
Ahí está Sandra Bullock en su tierna infancia, un aliciente de incalculable valor, esa muchacha virgen con un pelo cepillado dos horas frente al espejo, ahí la tienes apareciendo en un género tan alejado de sus novelas rosas.
Luego ese monstruo de la interpretación que es nuestro querido ídolo Wesley, siempre tan cercano a nosotros, haciendo de bandido asesino que nadie se cree porque un tío tan simpático y dicharachero no puede ser mala persona.
Y Sly, qué decir… Ese macho alfa que siempre soñó con medir una cuarta más, según confesó su mujer, Brigitte Nielsen, cuando se separaron; esa tía que le envió una foto suya diciéndole: “Estos son mis poderes” y Sly, sin pensarlo dos veces, se casó con ella al día siguiente.
Pero que nos vale así… porque en la vida hay muchos sinsabores repartidos por el mundo y nadie se libra.
Y luego la mecánica sancionadora del futuro y la rendición de penas del código penal… Y la lucha del bien a lo bestia contra el malo bestiajo; como la vida misma.
En fin, un conjunto que vende más que su propio valor, pero saber vender también tiene un mérito. Stallone fue Demolition Man, un personaje que algún día seguro que regresa.