Denzel Washington ha dejado los trenes y le han metido en un piso a la fuerza. Le quieren hacer unas preguntas para atrapa el millón.

He visto a Denzel como siempre, seguro en su papel y artífice de que la película tenga el tono serio que requiere porque, la verdad, el tema lo conocemos. Lo sabemos todo de estos métodos: protocolos, contactos; qué decir a la novia, que rollo soltarle para que no sospeche… Y la CIA lo sabe, sabe que lo sabemos, por lo que la propuesta debe estar muy elaborada. Y este tal Espinosa, responsable de pisos que no figuran en las inmobiliarias… ¿qué hace al respecto? Pues hace de aprendiz de Tony Scott más o menos y te mete en la acción al mismo estilo, o parecido, y nada más.

El personaje de Denzel y el agente pardillo están construidos de forma aceptable. La acción se apoya en la falta de conciencia de algunos profesionales que ostentan cargos importantes, de su egoísmo, de que nunca se ver hartos de ganancias… En fin, como si no lo supiéramos… Todo ello de pasada y a efecto de crear una especie de conflicto moral en el joven agente.

Un argumento cuya finalidad no es más que la de entretener. Y algo lo consigue. O sea, que siendo cine de autor, del autor Daniel Espinosa, no lo es en el sentido profundo y artístico del concepto. Es sólo acción. Mi nota: entre el 6 y el 7 pero igual el día de mañana la subo o la bajo, no tengo ni idea. También es verdad que Denzel me influye para bien pero, por otro lado, Ryan Reynolds lo contrario, luego se equipara, pero si no estuviera Denzel se iba la nota más para abajo con toda seguridad.