De risa no es. Es comedia, no cómica. Indican que es una parodia y será una parodia. Una parodia vampírica llevada con ternura, con su punto picante y ambiente divertido, pero que al mismo tiempo no renuncia al aspecto terrorífico del vampiro en sí, de lo que todos sabemos de la idiosincrasia del vampiro: las ristras de ajos, las estacas afiladas, la cruces, etc, etc.

La cuestión es el trato, el ritmo, el clima… y en eso no falla. Está llevada con mucho cariño y tal vez sea porque ahí está el mismo Polanski acompañando a un entrañable viejecito, cazador de vampiros, despistado y con pinta de trampero. Se le nota que cuida ese papel, que le considera un personaje por encima del suyo. Lo que dice mucho de Polanski.

El caso es que la pareja es divertida. La pensión adonde llegan está logradísima. No hay gestos de cariño entre ellos, pero lo notamos aunque su interrelación se muestra únicamente por la caza del vampiro. Y el vampiro está tomado muy en serio con su fuerza paranormal y su don de la cuasi ubicuidad, además, el amado hijo del vampiro buscando pareja aporta también interés, y, por supuesto, la ambientación gótica del castillo que te traslada a lo tenebroso, es un gran acierto. Por supuesto, con vampiros no puede faltar el aspecto sensual del film, e igualmente esto tiene un trato bien aprovechado. Luego por una parte tenemos pesadilla, pero por otra… sueños; hay paisajes nevados y en cercanía, deseos ardientes. Contrastes eficaces.

En definitiva, parodia, comedia, aventura, inquietud… Con una base muy sólida y con los elementos propios del género muy bien expuestos. Un conjunto muy logrado que no reprobarás. Seguro.