Estaban de moda por aquellos años tanto Kurt Russell como Martin Short, este último como cómico en buddy films haciendo del típico torpón mientras que Kurt Russell, auténtica estrella del cine de acción, también tiene sus comedias haciendo de hombre rudo contrario a los convencionalismos.

El Wanderer fue el barco de recreo de Clark Gable, lo vendió en su día y termina como herencia en manos de una familia. El espíritu de aventura del marido choca al principio con la capacidad lógica de la mujer, él quiere navegar y ella es contraria, en principio. Esta forma de pensar está bien planteada, el espíritu soñador del hombre contra el sentido práctico de la mujer; se da en muchos matrimonios. El tema termina con la llegada del capitán Ron en el puerto que es ya la tarjeta de presentación del aventurero ligón, divertido y bribón.

Una loca aventura que sin mucho esfuerzo nos ofrece escenas graciosas. Los actores sintonizan muy bien con lo que quiere ser la película. Los escenarios son auténticos, relajantes, y en conjunto, el film consigue trasladarte al ambiente caribeño más desenfadado. La película desde luego es contraria para los cerebros pensantes, tiene algún tiempo muerto y nada puntual digno de destacar. Por tanto, ideal para no pensar y disfrutar del auténtico cine que no informa ni instruye, pero distrae.