Sicario es una amarga realidad. Las víctimas pueden llegar a ser sicarios, y los sicarios pueden convertirse en víctimas, pero no por eso se desarma la regla de las dos partes: víctimas y sicarios.

Josh Brolin tiene una actuación que se sale, lo borda, como siempre, porque es un actor solvente. Mira que es llamativo este hombre y encima lo acertado que está aquí. Con solo el detalle de estar reunido en chanclas se nos mete en el bolsillo sin remisión y hace que veamos lo que sucede como algo espontáneo y verídico.

Si Brolin está convincente con ese aire despreocupado y familiar, no digamos esa guapa actriz llamada Emily Blunt haciendo de policía escéptica, una mujer noble más todos los calificativos de valor que quieras añadir (su papel es el hilo conductor de la película y da mucho juego a Benicio del Toro que en alguna escena se luce gracias a ella).

Y ahí está. Aparece Benicio del Toro, el tipo grande de ojeras tristes y aire misterioso que te habla con una superioridad que te cagas, y te hace mirar hacia otro lado distraídamente no vayas a importunarlo. Con esta gente comprendes que Sicario, quieras o no, tiene un punto convincente que irá por delante de ti todo el rato. Un acierto en la lista de películas de Villenueve.

Llegado hasta aquí, la película de Sicario, dentro que te guste o no, te hunde en la tristeza descorazonadora cuando alcanzas a comprender que los cárteles corrompen el mundo como células malignas que avanzan imparables y aunque como película entendemos que todo es ficción, sabemos que la realidad es que ese país, ese de bonitas playas protegidas por paramilitares con fusiles ametralladores, es un país de sicarios sin ninguna curación, y ya está. Luego, el gilipollas del presidente de Méjico pedirá al Rey de España que se disculpe por esto y lo otro cuando tendría que ser él quien se disculpara ante su pueblo por no ser capaz de acabar con esos cárteles, con el tráfico de niños en la frontera para hacer películas pornográficas y con la policía corrupta que tiene su país que viola y asesina a niñas que luego entierran.

En este mundo pues, los cárteles avanzan lenta e inexorablemente mientras tú riegas tus plantas, y habrá gente que busque frenar esa expansión de la droga, y para combatirlos se saldrán de los límites de la ley, de acuerdo, pero es que los del cártel actúan fuera de ella desde siempre y en todo lugar. Un final de libro que te deja tristón y falto de fe en la humanidad.