Un actor aparentemente de segunda, la realidad es que tuvo sus películas buenas como ésta e incluso alguna de renombre. En este caso que nos ocupa, La sombra del testigo, mucho tiene que ver la labor de Ridley Scott como director, ya que su argumento podía haber navegado por aguas sin corriente alguna ni viento a favor, pero el señor Scott juega sus bazas perfectamente presentándonos a la mujer del policía (Lorraine Bracco) como una señora a un punto escaso del histerismo. Dominante y celosa del trabajo de su marido (Tom Berenguer), un tipo tranquilo y buena gente, acompañada del hijo de ambos —un niño que se queda al borde del sopapo cada vez que abre la boca—, Ridley Scott convierte con ella un film de fondo familiar para trabajar el thriller magistralmente. Veremos al policía como un sufridor hogareño, víctima propicia para cualquier desliz no deseado.

Así que gracias al señor Scott que nos hace creíble la historia, nos parece adecuado el romance que sigue con una Mimi Rogers muy asentada en el papel, y el señor Berenger cumpliendo hasta donde llegan los cánones como policía novato.

Es un thriller policiaco con mucho de romance que entretiene con oficio. Tiene un malvado que da el pego y un par de sustos.