Ursula Andress tenía 40 años al hacer esta película. Es un dato irrelevante pero ahí está. Puede que iniciara ya esa etapa del artista que ante el panorama venidero prefiere no desdeñar ofertas, por miedo a desaparecer. Jack Palance hacía tiempo que se agarraba a un clavo ardiendo, y para Giuliano estaba bien, creo que era un trabajo muy de su estilo. Un dato de más consistencia es el que esta película es una especie de secuela de África Express, del mismo año y de los mismos productores, pero no lo es porque aunque Giuliano hace el mismo papel, Ursula y Jack Palance, no. Lo que sí puede pensarse es que fueron rodadas al mismo tiempo con dos historias diferentes, un trabajo más intensivo para todos pero que da para dos películas y algún beneficio extra conseguirían.

La película no tiene absolutamente nada hoy día que interese. Algunos detalles pero son prescindibles. Puede que entonces entretuviera por su humor e hiciera gracia más que nada a un público infantil o juvenil. La trama se sucede con cierto orden y los personajes secundarios como el cura y el hechicero, cada uno en su ambiente, tienen su simpatía. Lo más asombroso es lo bien que estaba adiestrado el chimpancé.