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Chile Chile · Santiago
KRIVO rating:
7
Horror After a harrowing ride through the Carpathian mountains in eastern Europe, Renfield enters castle Dracula to finalize the transferral of Carfax Abbey in London to Count Dracula, who is in actuality a vampire. Renfield is drugged by the eerily hypnotic count, and turned into one of his thralls, protecting him during his sea voyage to London. After sucking the blood and turning the young Lucy Weston into a vampire, Dracula turns his ... [+]
Language of the review:
  • es
April 11, 2022
1 of 1 users found this review helpful
La cinta de Tod Browning la he visto en diferentes edades en mi vida, desde mi infancia, hasta la actualidad.
Pero me faltaba comentarla aquí. En realidad ¿Qué más se puede agregar a este clásico, no sólo del terror, sino del cine en general?
Pero hay que analizarla en su contexto. Es una producción de hace más de 90 años. Y se nota.

La película tiene un comienzo estremecedor, ese viaje en carruaje es puro goticismo (si me permiten el término), esa atmósfera lúgubre y ese castillo realmente siniestro. Esos lugareños atemorizados, todo muy fidedigno y tributario de la obra literaria, particularmente cuando la acción transcurre en los paisajes y ambientes interiores transilvanos. La cinta tiene un comienzo absorbente, crea una gran expectación y envuelve en su misterio atemorizante. Me imagino el impacto que produjo en los espectadores de su época e incluso de algunas décadas después.
Hasta que irrumpe en escena el impresionante protagonista central, nuestro Drácula, enigmático y señorial, alejándose completamente de la imagen que se muestra de él en la novela de Stoker. Y bien que sea así, volveré sobre el punto más abajo.

Sin embargo, suscribo lo que se ha mencionado en algunas páginas cinéfilas, que el tránsito del cine mudo al sonoro le pasó factura a este clásico. Y eso se aprecia en la excesiva gestualidad de sus intérpretes (ya hablaremos de Lugosi), en los prolongados silencios, la escasa banda sonora (salvo al principio) y el cansino ritmo general de la cinta. Por otra parte, el guión (que introduce cambios respecto a la obra literaria), no es tan coherente como para generar un desarrollo que vaya anunciando un clímax acorde con el suspenso y ritmo propios de una película de terror. Aquí se observan irregularidades que le restan fuerza a la narración. Y un final bastante anodino, falto de nervio y tal vez apresurado.

Como producción cinematográfica tiene sus décadas sí, y por ende, responde a otros códigos del cine. Pero ese antecedente no es justificación para explicar sus carencias. Si la comparamos con otras películas del género (de la misma época y el mismo estudio Universal), está bastante por debajo. Por ejemplo, con las dos primeras notables cintas del Frankenstein del gran director James Whale y el inmenso Boris Karloff, quien hizo una creación inmortal y definitiva del monstruo.

En cuanto a los personajes e interpretaciones, en general bastante teatrales, mucha participación de Renfield trastocando el rol con Harker (aquí como un personaje insulso). Aunque el "comemoscas" está muy bien caracterizado por Dwigth Frye, finalmente se pasa de rosca en su histrionismo. Un Van Helsing (Edward Van Sloan) sólo correcto, algo pasivo, pero cumple. Y aparece el Dr. Seward, con lo justo. Respecto a las bellas, Helen Chandler, como Mina, se lleva el peso y sale airosa. Lucy casi inexistente.

Pero el alma y motor de la película es Bela Lugosi. Con ese estilo de actuación inconfundible, más propio del cine mudo, gesticulador, modulador, con largas pausas y muy teatral. En la cinta de Browning todo gira en torno a su figura. Un Conde expresivo, locuaz, elegante, seductor, carismático y con esa mirada hipnótica marca de la casa. Aquí puede convertirse en murciélago o a veces, en lobo. Vista hoy, en realidad se ve casi ridícula esa conversión. Y no es necesaria en el espíritu del personaje, en esa especie de dualismo entre humanidad y maldad al mismo tiempo. Está claro que esa transformación es fiel a la novela, pero estimo que para los cánones del personaje está de más.
Alejándose de la figura de la obra original (ese Drácula decrépito y horripilante), Lugosi, pese a las reservas que se pueden tener respecto a su actuación, grabó a fuego el arquetipo esencial del Conde. El uso de la capa, esa figura imponente, ese señorío y galantería, su poder magnético, y los elementos naturales y culturales que lo destruyen. En fin, marcó para el futuro cómo debía ser el personaje. Y de paso, encasilló su carrera cinematográfica para siempre.

Aunque posteriormente otro actor, entre los más emblemáticos del género, mantuvo los rasgos anteriores, pero desarrolló como nadie la bestialidad y un mayor erotismo, con verdaderos actos de posesión sobre las féminas. Hizo del vampiro un acechante depredador nocturno, llevando a un sitial aún más alto y yo diría definitivo -hasta la actualidad- al carismático personaje. Me refiero, por cierto, a la magnífica creación de Christopher Lee.

En resumen, el Drácula de 1931 es una película de visionado obligatorio para todo aficionado al género. Más allá de sus imperfecciones ya señaladas (que me impiden darle mejor nota), tiene el sabor de lo clásico en estado puro.
KRIVO
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