Mucho para destacar y poco para criticar, definitivamente uno de los mejores thrillers del año. Las actuaciones son contundentes y los diálogos están muy bien logrados, siendo aspectos fundamentales sobre los que se apoya la película. Sandra Hüller destaca como protagonista, mientras que dentro de los personajes de reparto, resaltaría el trabajo de Antoine Reinartz, quien hace las veces de fiscal. Excelente trabajo del director, los guionistas y los actores.

El ritmo de la película se incrementa gradualmente a lo largo de la primera media hora, hasta que comienza el juicio contra la protagonista. A partir de ese punto, la tensión y el ritmo se mantienen casi constantes hasta el final, algo no menor teniendo en cuenta que el metraje dura dos horas y media. Da la impresión de que hubieran filmado una novela, de esas que te atrapan y te mantienen en vilo hasta el final.

Las únicas críticas que le haría a la película tienen que ver con el aspecto audiovisual. La fotografía tiene algunos puntos flacos, con acercamientos y alejamientos de cámara desprolijos y alguna que otra escena en la que los personajes quedan fuera de cuadro. Por otro lado, la banda sonora es virtualmente inexistente. Aun así los puntos positivos son tan contundentes que los negativos tienen un impacto mínimo.

Me hubiera gustado verla competir por el Oscar a mejor película extranjera. Sin duda tiene bien merecida la Palma de Oro que ganó en Cannes.