Sin duda, A dos metros bajo tierra es una serie irrepetible, única, y pionera en muchos aspectos, pero que por desgracia o por suerte no tiene sucesora en el panorama seriéfilo actual. Y esto no parece que vaya a cambiar debido a la corriente comercial que nos arrastra irremisiblemente a productos sin alma, sin sustancia. Lo que hoy en dia empuja a Hbo para decantarse por un determinado tipo de serie o por otro, deduzco con enorme pena, que no son los mismos motivos que hace ya más de quince años les hicieron apostar por una serie tan filosófica como pragmática, tan realista como mística, tan oscura como brillante, tan extraordinaria como cotidiana,...tan llena de vida como de muerte. Porque A dos metros bajo tierra te hace sentir. ¿No es eso lo que buscamos cuando gastamos nuestro precioso tiempo delante de la pequeña pantalla? Pues bien, si quieres sentir, emocionarte, o simplemente no te molesta reflexionar sobre las decisiones de cada uno de los personajes, si no te importa ponerte en sus pellejos y cuestionar la moral y la ética de sus actos, esta es tu serie.
¿De qué va? Una familia que se encarga de una funeraria. Tan simple como eso, pero mucho mas profundo al mismo tiempo. La felicidad, la familia, la amistad, la homosexualidad, la discriminacion, el amor, la infidelidad, la duda, la decision, la juventud, la vejez, la locura, la cordura, la soledad, en definitiva, A dos metros bajo tierra va de la vida en todo sus aspectos. La vida y por descontado, la muerte.