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Vivoleyendo rating:
8
Adventure. Drama Based on Noah Gordon's best-selling novel sold over 21 million times worldwide. THE PHYSICIAN tells the story of Rob Cole (Tom Payne), a boy who is left a penniless orphan in an 11th-century English mining town when his mother dies of a mysterious illness. Vowing to become a physician and vanquish Death itself, he travels to Isfahan in Persia to study medicine under the great Ibn Sina. Through countless ordeals and challenges, and ... [+]
Language of the review:
  • es
January 7, 2014
15 of 18 users found this review helpful
Rob, el primer miembro de la familia Cole de algunos libros de Noah Gordon en seguir una vocación médica que le corría por la sangre, descubrió al tocar a su madre moribunda un don tan raro que nadie sabía que existiera algo semejante. A través del tacto de sus dedos sobre la piel de la otra persona podía percibir si su fallecimiento iba a suceder pronto. Esto le aterró y lo dejó confuso. Era el único rasgo de "realismo mágico" en una novela muy cruda que narraba la dura epopeya de un muchacho inglés que viajaba a Persia persiguiendo el sueño de ser médico. La Baja Edad Media acababa de empezar y Europa estaba sumida en un oscurantismo que impedía el florecimiento de las ciencias. La medicina se supeditaba a la religión y a la superchería, con lo cual los "sanadores" eran más bien matasanos sanguijuelas que sangraban a los ricos tanto literalmente como a sus bolsillos (las sangrías eran el remedio para todos los males), y para los pobres estaban los cirujanos barberos, unos titiriteros ambulantes que conocían algunos rudimentos de lo que hoy sería la rama de la enfermería y que entretenían al humildísimo público con malabarismos, juegos de manos, historias picantes y canciones, además de cortar el pelo, encajar o entablillar huesos, extraer piezas dentales, anunciar embarazos y diagnosticar males imprecisos del cuerpo y del espíritu que sólo podían curarse con la panacea que el cirujano vendía, elaborada con misteriosos ingredientes (que solían incluir hidromiel y alguna hierba con propiedades calmantes). La ignorancia de las gentes y su deseo de distracciones las llevaban a aguardar como agua de mayo las visitas del cuentista itinerante.
Rob Cole, huérfano y solo en un Londres despiadado, iniciaba su gran viaje haciéndose aprendiz de uno de estos cirujanos, y ahí fue donde empezó a desarrollar su pasión por la curación, acentuada por su don de instintiva percepción de la muerte inminente. Tan fuerte era esta pasión que el chico no se conformaba con recorrer Inglaterra sintiéndose impotente para remediar tantas enfermedades que no comprendía. Oyó hablar de una escuela de medicina en Persia, una escuela de verdad, donde enseñaba el médico y filósofo más eminente de aquella época, Ibn Sina o Avicena. Y entonces el joven inglés decidió que llegaría a aquellas lejanas y exóticas tierras de Oriente para cumplir su sueño.
Esos son algunos de los pocos elementos en común entre la novela y la película. Basándose en los personajes de Robert Cole, el cirujano barbero e Ibn Sina (los más fieles a su representación literaria) y algunos más de los que aparecen en el libro (bastante cambiados), han construido un guión que casi nada tiene que ver con la obra original. Esto tiene un punto positivo: los que conocemos al dedillo la novela nos encontramos con sorpresas inesperadas. Aunque para otros esto puede ser como una profanación. Si alguien esperaba una adaptación fiel, se lleva un chasco. Y uno se lo puede tomar de dos maneras, o bien disfrutando de la película como entidad independiente, o bien no pudiendo evitar sentirse estafado porque le han robado la sensación de ver el libro en la pantalla.
Aquí entraríamos en la controversia de las adaptaciones fieles o libres, pero yo prefiero esquivarla porque la película me ha gustado, he conseguido seguirla sin que me hayan pesado apenas las libertades del guión. Es una historia muy entretenida, cruel y bonita, y Ben Kingsley le otorga mucho empaque. No esperéis una obra maestra, porque está lejos de serlo. Algunas inconsistencias y omisiones importantes la apartan de toda pretensión de optar a ser una gigante, pero en un 2013 que no ha sido especialmente brillante cinematográficamente hablando, se puede afirmar lo de que en el mundo de los ciegos, el tuerto es el rey.
Vivoleyendo
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