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Karlés Llord rating:
6
Drama Kinski believed that he lived through the same experiences as the legendary "devil violinist" Niccolo Paganini, who set whole Europe of the 19th century into frenzy and through whose personality Kinski offers us an incredibly profound and honest insight into his own life; a life of extremities.
Language of the review:
  • es
May 20, 2009
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En el exquisito y singular libro "Paganini", del escritor argentino Ezequiel Martínez Estrada, leemos:

"La salud de Paganini abarcaba únicamente los órganos aplicados a la composición y a la ejecución de la música, y un largo, interminable ejercicio había fortificado ese sistema en detrimento de todo el material fisiológico accesorio".

Klaus Kinski simboliza extemporalmente la figura de ese hombre contrahecho, que provocaba éxtasis y odio, amor y lástima, furia y veneración. Dirigió esa película como un poseso que se entrega al ejercicio de su droga. Cuando estuve en Buenos Aires, hace poco, y compré el libro de Martínez Estrada y la película de Kinski, sospeché que esta no podría ser apreciada sin leer aquel previamente.

Y en verdad, así pareciera ser. Las actitudes grotescas del mago genovés, encarnadas de manera punzante por Kinski, se entienden mejor si repasamos algunas de las opiniones de contempóráneos de Paganini, recogidas por el argentino en su obra:

"Su cuerpo íntegro se adaptaba más estrechamente al violín que, trabajado tanto como sus músculos y nervios, viene a ser uno de sus órganos...Desarticulando sus miembros, hipertrofiando su cerebro; fijando las condiciones fisiológicas de toda su existencia, él persigue lo imposible, en técnica, hasta sus últimas consecuencias." (Reneé de Saussine; "Paganini, le magicien")

La película es el documento de un hipertrofiado acerca de un muerto-vivo que manifestó en su arte el divino horror de los límites de lo humano.
Karlés Llord
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