Iñarritu ha completado su “tetralogía de la tragedia” . . . otra historia de mierda humana. La esencia es la misma de sus antecesoras: dolor, fracaso y muerte.

Discrepando con algunos no sentí la ausencia de Arriaga, por el contrario pienso que una parte de él se quedó en Iñarritu . . . ójala para siempre; y la influencia en el guión es fortísima y evidente.

Admito que al ser uno de sus seguidores estoy predestinado a no ser objetivo y entre más lo admire el paso hacia la decepción cada vez será más sutil. Y lo digo porque en ésta vez, después de tragarme y asimilar “ Biutiful ”sigo pensando lo mismo de Iñarritu y ese paso solo lo daré el día que termine una historia comiendo perdices.

Por ahora sigo ahí, tal vez porque veo en sus películas a mis vecinos, a mi familia, y porque sus personajes me recuerdan a mi . . . cuando me atrevo a observarme al espejo que refleja una masa cada día mas amorfa, con una raya oblicua bajo los ojos y con los primeros renglones de un pentagrama en la frente; y quiero salir corriendo y preguntarle a mi madre: Mamá, ¿cómo se escribe Horrible?