Realmente no concibo el humor en semejante guión. Ni porqué le cambiamos el título aquí alas películas, ésta se llamaba "Todas las chicas deberían estar casadas". Don Hartman coescribe, produce y dirige una película de posguerra donde las mujeres independientes y trabajadoras andaban como locas buscando marido, o eso nos han contado los manuales de cine. La cuestión está en que para mí es una historia escrita por hombres hablando de mujeres. Desde la primera escena vemos como la protagonista Anabel Sims (Bettsy Drake) que es una dependienta recita a su amiga su sueño de ser una buena esposa, tener hijos y tener una casa bonita. Y aparece Gary Grant (Madison) un prestigioso pediatra. A partir de ahí todo será una persecución del personaje masculino por parte de ella. No voy a narrar las peripecias porque en eso se basa la película. Lo único curioso es que Bettsy Drake fue la tercera esposa en la vida real de Gary Grant y que ambos se conocieron un año antes de esta película, la pareja duró bastante a pesar de las infidelidades de él. Es una nota a saber. Pero hablando en sí de la película la lectura de la caza del marido a toda costa y la persecución de acoso y derribo da cierta angustia en vez de parecer simpática o graciosa.Tampoco los equívocos están bien conseguidos aunque Franchot Tone da un buen nivel en el papel de jefe millonario.