La escuela, las asesorías, los manuales... Todas ellas son herramientas muy importantes, que ayudan a la gente que quiere introducirse en el mercado audiovisual, no cabe ninguna duda de ello. Pero, llega un momento en que la metodología debe abandonar todo y mostrarse desnuda para enfrentarse al público, quitándose los encorsetamientos.

Y cuando Tesis se desnuda, sorprende a propios y extraños. El talento de Alejandro Amebábar es tan grande que hace un peliculón a las primeras de cambio, mostrando una capacidad nata para explotar la morbosidad del público y también crearle mala conciencia. La proyección en los personajes interpretados por Ana Torrent y Fele Martínez es total desde el minuto 1.

Los años pueden que le pasen factura en algunos aspectos, quizás especialmente en escenarios y estética noventera, pero la esencia de la historia está llamada a perdurar a lo largo de cada escena y secuencia, con un suspense llevado por un director en estado de gracia, que su ingenuidad queda disfrazada de forma espectacular por su mirada.

Recomendable para ver y revisitar varias veces. Grande Amenábar.