"Mi vida sin mí" quiere decir, en este caso, las disposiciones previstas por una joven para seguir "viviendo" después de su próxima muerte. Un delicado relato de la situación, sin excesos de sentimentalismo, sin miedo ni desesperación. Un privilegio del cine es que una protagonista pueda realizar sus propósitos a pesar de la exigüidad del tiempo disponible (dos meses), incluyendo las delicias de la bigamia que no tiene otro objeto que el de disfrutar de la vida disponible (estamos en la época del "disfrute" y la joven lo logra pacíficamente). Una bella película con buenas actuaciones, con "buena onda", y dos encantadoras niñitas que realzan la historia y son aquello por lo cual, más que otra cosa, se puede soportar la inevitable idea de la muerte. Que la vida continúe. Esto es lo más heroico, lo más común.