Una película mínima, aunque larga, sencilla, humana al estilo inglés, con dos personajes maduros que se disputan con argumentos que no interesan a nadie. Una película mínima, en un pequeño teatro de Londres: "Windmill", en los años de la Batalla de Inglaterra. Por supuesto, los ingleses de entonces no flaquean, el teatro no se cierra e incluso, para seguir atrayendo a la gente (la muchachada uniformada) se agrega al musical bellas muchachas desnudas que, por disposición de la censura, no se pueden mover en escena. Y ahí se quedan, como estatuas Art Decó, o como la Venus de Milo o la Estatua de la Libertad. Para el espectador hay poco que ver. La idea es que no se quede muchacho sin ver una mujer desnuda antes de morir. Una película mínima, un mínimo de (buena) actuación, de espectáculo musical, de guerra. Un mínimo de todo ... como si no la hubiera visto.