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Spain Spain · Málaga
flecha rating:
9
Western The wife of marshal Matt Morgan is raped and murdered. The killers leave behind a distinctive saddle, that Morgan recognises as belonging to his old friend Craig Belden, now cattle baron in the town of Gun Hill. Belden is sympathetic, until it transpires that one of the murderers is his own son Rick, whom he refuses to hand over. Morgan is determined to capture Rick and take him away by the 9.00 train; but he is trapped in the town ... [+]
Language of the review:
  • es
September 18, 2009
9 of 10 users found this review helpful
Recuerdo con melancolía que cuando vi esta película del Oeste, adquirí definitivamente mi devoción por este bendito género. Desde entonces la repito cada vez que puedo y, al contrario que en otros casos, con la misma intriga y la misma emoción que aquella lejana primera vez.

La primordial virtud de esta fantástica obra reside en la gran tensión palpable durante tres cuartos de metraje (amén de un buen comienzo), provocada por dos aspectos principalmente: el portentoso pulso narrativo que le imprime la experta y artesanal batuta de John Sturges, uno de mis favoritos, injustamente poco recordado y a menudo infravalorado; y, en segundo lugar, el inolvidable duelo interpretativo, de primerísimo nivel, entre dos titanes de Hollywood: Kirk Douglas y Anthony Quinn, que ya habían actuado juntos pocos años antes en “Ulises” (Mario Camerini) y “El loco del pelo rojo” (Vincent Minnelli).

Dimitri Tiomkin ofrece una partitura, como siempre, de gran calidad, esta vez muy agitada y sumamente descriptiva, mientras que el director se apoya inteligentemente en la profesionalidad y la excelencia de esos dos grandes intérpretes y en una sencilla pero sutil fotografía para sacar adelante un guión trágico y bien construido: una india, esposa de un sheriff, es violada y asesinada por dos jóvenes, uno de los cuales es hijo de un terrateniente, casualmente viejo camarada del sheriff recientemente viudo. Éste, sediento, cuando menos, de justicia, parte en busca de los dos jóvenes insensatos. De ese modo, el sheriff tendrá que enfrentarse, sólo ayudado puntualmente, a su antiguo amigo y a un pueblo coaccionado por este último, una vez consigue apresar a su hijo, queriendo llegar hasta el final a cualquier precio, para vengar la muerte de su inocente esposa.

El guión saca a colación sentimientos como el amor, la venganza, la constancia, la desesperación, la valentía, el arrepentimiento, el rencor o el racismo; indaga de forma precisa en el dilema de los dos protagonistas, que se verán obligados a dejar de lado una vieja amistad; y en la psicología de ambos personajes, el uno, valeroso ante un entorno hostil y solo ante la adversidad, obcecado justificadamente en castigar a los asesinos; el otro, irremediablemente sacrificándolo todo por su hijo (aun conociendo su culpabilidad), resignado ante la ruptura de esa antigua amistad, y profundamente apenado por el cariz que toma el curso de los acontecimientos, pidiéndole perdón a su rival y amigo en un final lleno de amargura por no haber sabido educar mejor a su hijo. Dos hombres que deberán obedecer a un destino ineludiblemente violento y fatídico.

Lo verdaderamente destacable es la habilidad y el acierto con que Sturges, de forma natural y directa, nos conduce, ante la tensión acumulada y mediante un crescendo dramático impagable, hasta un clímax final de tragedia clásica, dejándonos uno de los westerns más conmovedores, intensos y memorables que cualquier amante del género haya podido ver.
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