Película muy entretenida, con una historia bien narrada por los creadores de Lost y The leftovers y con altas dosis de violencia y humor negro.
Lo mejor es verla en este año electoral 2020, ya que tiene mucho del contexto actual de división y odio enraizado que define al EEUU de la era Trump (quién además criticó la película probablemente sin verla ni menos entenderla).
La película tiene toques sutiles orwellianos y claramente está inspirada en la gran división actual entre liberales con dinero (muchas veces demócratas) y lo que llaman la base electoral de Trump, los pueblerinos o rednecks (a menudo republicanos) y sus posiciones irreconciliables.
Toca también de soslayo la violencia racial, ironiza la inmigración y los extremismos en las redes sociales y lo hace con un muy buen ritmo y actuaciones aceptables.
Creo que es de las joyas perdidas por la pandemia, e incluso en condiciones normales hubiera costado estrenarla para todo el público. Y no, no es para todo el público...si la viste y creiste que sólo iba de ricos cazando pobres cómo animales es porque no la entendiste.