Aunque no me van mucho las películas de boxeo o artes marciales, he de reconocer que de un tiempo a esta parte se han producido varias de lo más interesantes: Million Dollar Baby, El luchador (The Wrestler), The Fighter… A dicha lista habría que añadir la que nos compete, un drama familiar sobre dos hermanos, Tommy (Tom Hardy) y Brendan (Joel Edgerton), que por distintas razones acaban compitiendo en un importantísimo torneo de artes marciales mixtas. Por cierto, Nick Nolte interpreta al padre de ambos.

Y podemos incluir esta película porque son muchas sus virtudes: un reparto competente, una historia bien narrada (aunque deberían haber ahondado un poco mas en el pasado familiar de los protagonistas), y mejor dirigida (a diferencia de lo que le ocurría a David O. Russell, director de la multipremiada The Fighter, Gavin O'Connor resuelve con mucho tino las escenas de acción). Estamos, pues, ante un trabajo interesantísimo que nada tiene que envidiar a las cintas que citaba al inicio, pero que lamentablemente no consiguió calar de la misma manera en la audiencia. Por ello también se podría decir que estamos ante una cinta a recuperar y reivindicar.