El cine de Kieslowski gira sobre multitud de claves: intimismo, reflexión, moral y ética, profundidad sin alharacas. Cine de autor auténtico. Todas sus películas (pocas no espléndidas) son de esta cuña. Pero hay un elemento esencial aún en mayor medida: el simbolismo. Kieslowski rellena sus trabajos de objetos, de músicas, de silencios, de luz, de fotografía, de colores que marcan un estilo y tienen una carga potente, como un personaje más. "Azul" forma parte de la trilogía basada en los tres colores de la bandera francesa. El azul representa la libertad. Obra hermosa, de silencios que hablan, dónde desfilan los sentimientos como la soledad, la huida del mundo, la desesperanza, las dudas perpetuas. Binoche realiza una soberbia interpretación y convence en una película para actores curtidos y muy preparados. Kieslowski plantea el tema de la libertad pero deja al espectador un gran espacio para que él mismo juzgue, reflexione y saque sus propias conclusiones al respecto.