Vagamente inspirada en su argumento (degradado a una supina estupidez, no obstante) en "El malvado Zaroff" de Ernest Schoesdanck ("King Kong"), supuso el debut del hongkonés John Woo en Hollywood, sin que éste aportase nada de particular a lo ya visto en la mina de oro de este género, hinchado de lastimosos productos. Es un espectáculo de acción y adrenalina dónde la violencia se justifica por la ejecución de una venganza en la que hay buenos buenísimos (Van Damme ó Ven y Dame como prefieran, a la cabeza) y malos malísimos, auténticos tontos miopes con un arma en la mano (el cachas belga puede con veinte en la última media hora: vuelve el hombre). Quiere ser algo más digna en su montaje y su realización (dónde se unsa mucho el ralentí) pero el conjunto es mediocre desde lo que quiere contar, el guión y los actores.