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10 de junio de 2015
10 de junio de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra crítica un poco más abajo, escrita por un tal Lancelot, argumenta que 'Las ovejas no pierden el tren' es una especie de continuación de otras películas cómicas como 'El otro lado de la Cama', de Emilio Martínez-Lázaro.
Y yo, en cambio, creo que no hay que irse tan lejos. Quiero decir: para qué hacer referencias a otro director, si aquí Álvaro Fernández Armero lo que parece buscar es dar continuidad a una de sus mejores películas (no en vano es una de mis favoritas durante mi adolescencia): 'Todo es Mentira', con Penélope Cruz y Coque Malla.
Si 'Todo es Mentira' era considerada una película generacional (la compararon con Reality Bites), en la que se contaban las frustraciones, aventuras y desventuras amorosas de jóvenes veinteañeros (Penélope Cruz tenía 20 años y Coque Malla, 25), 'Las Ovejas no pierden el Tren', estrenada 20 años después (bueno, 21 para ser exactos), viene a contar la vida de gente de esa misma quinta con dos décadas más encima: postreintañeros y cuarentones, con sus frustaciones, aventuras y desventuras amorosas.
No se trata de una segunda parte, porque los personajes no son los mismos, pero casi, pues las referencias (o similitudes, parecidos o simetrías) de 'Las Ovejas' y 'Todo es Mentira' son constantes:
Y yo, en cambio, creo que no hay que irse tan lejos. Quiero decir: para qué hacer referencias a otro director, si aquí Álvaro Fernández Armero lo que parece buscar es dar continuidad a una de sus mejores películas (no en vano es una de mis favoritas durante mi adolescencia): 'Todo es Mentira', con Penélope Cruz y Coque Malla.
Si 'Todo es Mentira' era considerada una película generacional (la compararon con Reality Bites), en la que se contaban las frustraciones, aventuras y desventuras amorosas de jóvenes veinteañeros (Penélope Cruz tenía 20 años y Coque Malla, 25), 'Las Ovejas no pierden el Tren', estrenada 20 años después (bueno, 21 para ser exactos), viene a contar la vida de gente de esa misma quinta con dos décadas más encima: postreintañeros y cuarentones, con sus frustaciones, aventuras y desventuras amorosas.
No se trata de una segunda parte, porque los personajes no son los mismos, pero casi, pues las referencias (o similitudes, parecidos o simetrías) de 'Las Ovejas' y 'Todo es Mentira' son constantes:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
De Cuenca a Segovia: en 'Todo es Mentira', el protagonista tenía una obsesión. Dejarlo todo, abandonar la caótica ciudad de Madrid y largarse a Cuenca a empezar de cero. ¿Por qué Cuenca? No lo sé. Tampoco sé si Cuenca declaró a Fernández Armero como persona 'non grata' por hacer ver que largarse a esa ciudad era algo así como marcharse al culo del mundo. El caso es que al final, vemos cómo la pareja se va a Cuenca.
En 'Las Ovejas...' en lugar de Cuenca se van a un pueblo de Segovia. Bueno, no se van, ya están allí.
Maquetadores, escritores, músicos... Periodistas. La profesión del protagonista en 'Todo es Mentira' era el de maquetador, aunque la ejercía a ratos. En este caso, el protagonista es un periodista-escritor de éxito que ya no escribe. O lo hace a ratos. Es una referencia superficial, pero vaya coincidencia. ¿O no?
Soledad, maternidad, afinidades, compromiso... Los mismos temas que en 'Todo es Mentira' atormentaban a los protagonistas y personajes secundarios, se abordan en esta película desde otra perspectiva: Si en 'Todo es Mentira' dos amigas temían con 'veintitantos' años convertirse en "unas solas" (estupendo monólogo), en 'Las Ovejas' descubrimos que la hermana de la protagonista es ya "una sola", es decir, una solterona obsesionada con casarse; aunque en lugar de tener las "tetas caídas" como aventuraban aquellas amigas, tiene "las mejores tetas de Europa".
Y si la pareja de artistas alternativos, amigos de Coque Malla, vivían en 1994 una epifanía, mezclada por momentos con tragedia, porque iban a tener un bebé... En 'Las Ovejas...' ya son todos padres y el drama es que no llega el segundo hijo (o hija).
Puestos a ver referencias, se pueden encontrar otras muchas. Bien sean estas intencionadas, bien casualidades o bien que el que escribe hila muy fino y es un pedantorro (que también). Ahí van:
- En 'Todo es Mentira' Penélope Cruz habla de una enfermedad que tiene una amiga, que al parecer se llama anorexia, dice ella. En 'Las Ovejas', la enfermedad del siglo XXI ya no afecta a los jóvenes, sino a los ancianos. El alzheimer.
- Sí, también los protagonistas ven porno en una y otra película. Pero si en 'Todo es Mentira' había que conformarse con las películas codificadas del Canal Plus, 20 años después ya hay Internet.
¿Y qué me parece la película?
20 años después, creo que Fernández Armero ha perdido fuelle. Será la edad (la de los protagonistas, no la del director), y una producción en la que todo parece sacado de catálogo. Hasta los escenarios del campo. Si en 'Todo es Mentira' había casas de madre, pisos de soltero desastrado, viviendas oscuras de artistas veinteañeros... En 'Las Ovejas' los escenarios, los personajes y hasta las conversaciones, parecen de diseño. Es entretenida, pero a diferencia de 'Todo es Mentira', dudo que se convierta en una película de culto para algunas generaciones.
En 'Las Ovejas...' en lugar de Cuenca se van a un pueblo de Segovia. Bueno, no se van, ya están allí.
Maquetadores, escritores, músicos... Periodistas. La profesión del protagonista en 'Todo es Mentira' era el de maquetador, aunque la ejercía a ratos. En este caso, el protagonista es un periodista-escritor de éxito que ya no escribe. O lo hace a ratos. Es una referencia superficial, pero vaya coincidencia. ¿O no?
Soledad, maternidad, afinidades, compromiso... Los mismos temas que en 'Todo es Mentira' atormentaban a los protagonistas y personajes secundarios, se abordan en esta película desde otra perspectiva: Si en 'Todo es Mentira' dos amigas temían con 'veintitantos' años convertirse en "unas solas" (estupendo monólogo), en 'Las Ovejas' descubrimos que la hermana de la protagonista es ya "una sola", es decir, una solterona obsesionada con casarse; aunque en lugar de tener las "tetas caídas" como aventuraban aquellas amigas, tiene "las mejores tetas de Europa".
Y si la pareja de artistas alternativos, amigos de Coque Malla, vivían en 1994 una epifanía, mezclada por momentos con tragedia, porque iban a tener un bebé... En 'Las Ovejas...' ya son todos padres y el drama es que no llega el segundo hijo (o hija).
Puestos a ver referencias, se pueden encontrar otras muchas. Bien sean estas intencionadas, bien casualidades o bien que el que escribe hila muy fino y es un pedantorro (que también). Ahí van:
- En 'Todo es Mentira' Penélope Cruz habla de una enfermedad que tiene una amiga, que al parecer se llama anorexia, dice ella. En 'Las Ovejas', la enfermedad del siglo XXI ya no afecta a los jóvenes, sino a los ancianos. El alzheimer.
- Sí, también los protagonistas ven porno en una y otra película. Pero si en 'Todo es Mentira' había que conformarse con las películas codificadas del Canal Plus, 20 años después ya hay Internet.
¿Y qué me parece la película?
20 años después, creo que Fernández Armero ha perdido fuelle. Será la edad (la de los protagonistas, no la del director), y una producción en la que todo parece sacado de catálogo. Hasta los escenarios del campo. Si en 'Todo es Mentira' había casas de madre, pisos de soltero desastrado, viviendas oscuras de artistas veinteañeros... En 'Las Ovejas' los escenarios, los personajes y hasta las conversaciones, parecen de diseño. Es entretenida, pero a diferencia de 'Todo es Mentira', dudo que se convierta en una película de culto para algunas generaciones.
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