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5.4
3,524
3
13 de noviembre de 2011
13 de noviembre de 2011
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Haruki Murakami es, sin duda alguna, mi escritor preferido. Pocos autores me transmiten tanto con tan poco, pocos autores me dejan pasmada página tras página. He llegado a olvidarme de mí misma mientras me sumergía en sus palabras. El caso es que, cuando descubrí la existencia de una adaptación al cine de Tokio Blues, sentí más miedo que emoción. He visto adaptaciones geniales (Alta Fidelidad, La Milla Verde, Trainspotting) pero Tokio Blues me parecía una obra intocable. Y digo intocable porque cuando terminé de leerla, sentí que había vivido algo especial, que tenía en mis manos algo nuevo, distinto, aunque en la superficie no lo parezca. Sabía que traducir esas páginas en imágenes iba a ser como arrancarle las tapas y estrujar cada página hasta reducirlo a un objeto vacío y claramente destinado a acabar en la basura. Y eso ha sido la película para mí: una basura. Donde yo veía personajes con una profundidad impresionante ahora he visto a un Watanabe aburrido y vacio, a una Naoko absurda y a una Midori mil veces menos original que la de la novela.
El que no haya leído la novela, verá en el largometraje de Tran Anh Hung algo sin fondo, sin relieve. Completamente plano. Y el que haya leído la obra maestra de Murakami, verá un auténtico crimen, un sacrilegio, una bofetada a la buena literatura y a una historia triste pero preciosa.
El que no haya leído la novela, verá en el largometraje de Tran Anh Hung algo sin fondo, sin relieve. Completamente plano. Y el que haya leído la obra maestra de Murakami, verá un auténtico crimen, un sacrilegio, una bofetada a la buena literatura y a una historia triste pero preciosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Murakami trata el sexo con una naturalidad que pocas veces he leído, eso es cierto. Pero en la película, abusan de ello, llegando a parecer que todos y cada uno de los personajes rigen sus vidas por el sexo. Solo por el sexo. Parece que Naoko esté deprimida porque no puede practicar sexo. Parece que Midori piense que el único medio para sentir amor sea el sexo. Parece que hasta las conversaciones de fondo traten únicamente sobre hacer el amor. Es...ridículo.

4.3
12,052
2
9 de diciembre de 2011
9 de diciembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el título de esta crítica (visto en un póster que aparece en la película) reflejo perfectamente lo que tendría que haberle hecho alguien a los creadores de este despropósito: no mostrar piedad alguna. Esa si que sería una buena venganza y no la supuestamente relatada en la cinta de John Moore. Quiero pensar que no es una adaptación del juego, si no que la película buscó únicamente inspiración en él para desarrollar una historia diferente, muy diferente. Y mala, muy mala.
Estás ante una película patética cuando hasta a ti mismo se te ocurren mil formas de mejorarla, de hacerla entretenida, como mínimo. Y eso sin saber nada de cómo hacer cine. Tal vez si, en un mundo ideal, dejasen a los fans o jugadores habituales de videojuegos meter mano en este tipo de asuntos, el resultado sería, al menos, más fiel y más digerible. Pero no estamos en un mundo ideal y por lo tanto nos toca conformarnos (y qué bien que podamos despotricar un poquito escribiendo críticas).
¿El señor Moore habrá jugado a Max Payne? ¿habrá comprendido lo metafórico (y onírico) de su historia? ¿habrá sentido lo emocionante de su argumento? ¿habrá apreciado lo atractivo de cada uno de los detalles que lo componen? yo, personalmente, lo dudo, porque no he visto nada de eso en su, que dios me perdone, adaptación. Uff.
He echado de menos la banda sonora del juego. Una música totalmente aprovechable, que al menos hubiera dado un toque amable a la cinta. El uso del bullet time NO es una copia de Matrix, por dios, ¿es que nadie ha jugado al videojuego? Es curioso como un concepto, digamos, repetido, puede resultar original, novedoso. Hablo del juego, obviamente.
Si le doy un 2 y no un 1 es por algunos tiroteos más o menos pasables y por algún que otro escenario que me ha recordado mucho al juego en cuestión. La estética es un punto a su favor (¿alguien ha dicho Sin City?).
"No sé si existe el paraiso" dice nuestro amigo Max. Yo tampoco lo sé, pero creo que acabo de volver del infierno al teminar de ver este bodrio, vaya. Qué alivio.
PD: Y yo me pregunto: ¿Se ha llevado a cabo una pelea de almohadas masiva sobre Nueva York? ¿o se supone que es nieve? Qué desastre.
Estás ante una película patética cuando hasta a ti mismo se te ocurren mil formas de mejorarla, de hacerla entretenida, como mínimo. Y eso sin saber nada de cómo hacer cine. Tal vez si, en un mundo ideal, dejasen a los fans o jugadores habituales de videojuegos meter mano en este tipo de asuntos, el resultado sería, al menos, más fiel y más digerible. Pero no estamos en un mundo ideal y por lo tanto nos toca conformarnos (y qué bien que podamos despotricar un poquito escribiendo críticas).
¿El señor Moore habrá jugado a Max Payne? ¿habrá comprendido lo metafórico (y onírico) de su historia? ¿habrá sentido lo emocionante de su argumento? ¿habrá apreciado lo atractivo de cada uno de los detalles que lo componen? yo, personalmente, lo dudo, porque no he visto nada de eso en su, que dios me perdone, adaptación. Uff.
He echado de menos la banda sonora del juego. Una música totalmente aprovechable, que al menos hubiera dado un toque amable a la cinta. El uso del bullet time NO es una copia de Matrix, por dios, ¿es que nadie ha jugado al videojuego? Es curioso como un concepto, digamos, repetido, puede resultar original, novedoso. Hablo del juego, obviamente.
Si le doy un 2 y no un 1 es por algunos tiroteos más o menos pasables y por algún que otro escenario que me ha recordado mucho al juego en cuestión. La estética es un punto a su favor (¿alguien ha dicho Sin City?).
"No sé si existe el paraiso" dice nuestro amigo Max. Yo tampoco lo sé, pero creo que acabo de volver del infierno al teminar de ver este bodrio, vaya. Qué alivio.
PD: Y yo me pregunto: ¿Se ha llevado a cabo una pelea de almohadas masiva sobre Nueva York? ¿o se supone que es nieve? Qué desastre.

5.0
7,510
8
10 de diciembre de 2011
10 de diciembre de 2011
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin. Por fin una comedia española a la que no le saco fallos cada dos por tres. Por fin una película española sin flamenco o música cutre como banda sonora (esta incluye una versión del Take on me de A-ha, Alright de Supergrass, One way or another de Blondie y Don't stop me now de Queen). Por fin un producto español que me hace reir de verdad, en voz alta, a carcajada limpia. Hasta ahora todo habían sido risitas por lo bajo, insignificantes (exceptuando, quizá, la adaptación de Manolito Gafotas, que encontré bastante simpática).
Y por fin, y no menos importante: una comedia española sin desnudos, sin sexo, sin obscenidades. Sin buscar ser políticamente incorrecta. Ya era hora.
Las actuaciones españolas siempre me parecen mejorables, y más en este género, pero no tengo muchas quejas esta vez. Ernesto Alterio siempre me ha parecido un actor correcto, con mucha gracia. Diego Martín me parece el mejor del trio protagonista y Alberto Lozano ha sido un buen descubrimiento, sinceramente.
No digo que sea una película perfecta, buenísima. Digo que me ha entretenido una barbaridad, que me ha enganchado, que me ha hecho reir, que me ha hecho sentir bien. Que, en definitiva, ha conseguido lo que, supongo, era el objetivo de los directores: ser una hora y media de pura diversión.
Me temo, aún así, que no va a ser posible que esta hazaña se repita porque, aunque esta película me gustado mucho, no he recuperado mi fe en la comedia española. De hecho creo que nunca la he tenido, simplemente pienso que esta es la excepción en un género que, al menos en España, nos da disgustos año sí año también.
No voy a entrar en detalles técnicos, porque ni entiendo del tema ni me parece adecuado en este tipo de cine. Lo que se busca es entretener, no ganar un Oscar (o un Goya, en este caso). Siempre he creído que son las películas dramáticas las que más posibilidades tienen de ganar un premio de renombre, por lo tanto, cuando se trata de comedias, pienso que el objetivo no es acumular premios, si no divertir. Así que valoro esta película con todo mi subjetivismo y con cero objetividad, porque no me parece que tenga mucho sentido ponerse tiquismiquis cuando lo que se busca es hacer reír.
Y yo me he reído, y mucho. Un 8 por haberme hecho pasar un rato muy, muy divertido.
Y por fin, y no menos importante: una comedia española sin desnudos, sin sexo, sin obscenidades. Sin buscar ser políticamente incorrecta. Ya era hora.
Las actuaciones españolas siempre me parecen mejorables, y más en este género, pero no tengo muchas quejas esta vez. Ernesto Alterio siempre me ha parecido un actor correcto, con mucha gracia. Diego Martín me parece el mejor del trio protagonista y Alberto Lozano ha sido un buen descubrimiento, sinceramente.
No digo que sea una película perfecta, buenísima. Digo que me ha entretenido una barbaridad, que me ha enganchado, que me ha hecho reir, que me ha hecho sentir bien. Que, en definitiva, ha conseguido lo que, supongo, era el objetivo de los directores: ser una hora y media de pura diversión.
Me temo, aún así, que no va a ser posible que esta hazaña se repita porque, aunque esta película me gustado mucho, no he recuperado mi fe en la comedia española. De hecho creo que nunca la he tenido, simplemente pienso que esta es la excepción en un género que, al menos en España, nos da disgustos año sí año también.
No voy a entrar en detalles técnicos, porque ni entiendo del tema ni me parece adecuado en este tipo de cine. Lo que se busca es entretener, no ganar un Oscar (o un Goya, en este caso). Siempre he creído que son las películas dramáticas las que más posibilidades tienen de ganar un premio de renombre, por lo tanto, cuando se trata de comedias, pienso que el objetivo no es acumular premios, si no divertir. Así que valoro esta película con todo mi subjetivismo y con cero objetividad, porque no me parece que tenga mucho sentido ponerse tiquismiquis cuando lo que se busca es hacer reír.
Y yo me he reído, y mucho. Un 8 por haberme hecho pasar un rato muy, muy divertido.
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