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Críticas ordenadas por utilidad
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Episodio

6.0
12,147
4
8 de junio de 2019
8 de junio de 2019
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que suenen las trompetas y las campanas en lo alto de las iglesias, Black Mirror ha vuelto. Esta serie tiene una popularidad y un respeto por parte del público altísimo, considerada por muchos como la serie más original que se ha estrenado en los últimos años. El secreto de ese éxito está en una notable originalidad en el guión y un ritmo demoledor en capítulos de una hora en la que los guionistas buscan darnos una tremenda paliza mental y que nos dé para pensar varios días.
Pues para empezar Black Mirror no es esa serie perfecta que ciertas personas ven, la realidad es que esta serie en casi todos sus capítulos es muy original, pero no siempre traduce esa originalidad en algo bueno, sino que también a menudo lo transforma en algo simplemente raro pero que realmente no te dice nada. Esto en la temporada cuatro ocurrió bastante, pero vamos a entrar ya en materia, la temporada cinco y este capítulo en particular.
Este capítulo empieza como casi todos los de Black Mirror, hay que echar a rodar y para rodar se necesita un camino. El camino aquí va a ser, como siempre, el impacto de la tecnología en la vida de las personas, esta vez sobre el descubrimiento de su personalidad.
Pues para empezar Black Mirror no es esa serie perfecta que ciertas personas ven, la realidad es que esta serie en casi todos sus capítulos es muy original, pero no siempre traduce esa originalidad en algo bueno, sino que también a menudo lo transforma en algo simplemente raro pero que realmente no te dice nada. Esto en la temporada cuatro ocurrió bastante, pero vamos a entrar ya en materia, la temporada cinco y este capítulo en particular.
Este capítulo empieza como casi todos los de Black Mirror, hay que echar a rodar y para rodar se necesita un camino. El camino aquí va a ser, como siempre, el impacto de la tecnología en la vida de las personas, esta vez sobre el descubrimiento de su personalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tenemos el capítulo en ruta, el problema es que no hemos hecho bien el camino, concretamente, tenemos demasiados caminos a la vez y el capítulo se ha metido de pronto en pleno monte y no consigue meterse en ninguno de los dos caminos sino que, más bien está dándose con todos los árboles y parece que no va a llegar ni al final de uno ni de otro.
Pero la historia no está al final, está al principio así que sigámosle a ver si le encontramos, la idea que nos presenta es que tenemos un padre de edad media y clase media con una vida tan anodina como su descripción, pero, en uno de sus cumpleaños su colega de juventud le regala una copia del nuevo juego de lucha de la saga que a ellos tanto les gustaba.
El capítulo, al más puro estilo de la serie se lanza a una interpretación muy optimista de lo que la tecnología va a ser capaz de hacer y comete su primer error, no tiene ni pies ni cabeza que en un juego de lucha de aire retro como el que se nos presenta se pueda hacer lo que ellos se ponen a hacer. Si hubiera sido un juego tipo Los Sims o un juego de accion en primera persona de rol, podría tener sentido, en un Street Fighter que puedas tener una relación sexual de pronto con el contrincante es una bobada sin ningún sentido.
Este es el primer punto donde se va a empezar a notar que no hay nadie al volante de esta historia, se van a suceder toda una suerte de conexiones sin sentido entre, por ejemplo, la fertilidad de un personaje y el hecho de estar teniendo relaciones o no en el videojuego y demás locuras. Es decir, a partir de ese momento la sensación general en este capítulo va a ser: “allá van un montón de guionistas que ni saben de tecnología, ni saben de videojuegos y tampoco tienen ni idea de identidad sexual”.
Esta descripción es demoledora, pero es que lo que no es razonable es usar los videojuegos sin ni siquiera molestarte en elegir uno, que hay miles, que si contemplen esa historia que quieres contar, no el primero que se te ocurra viendo el GAME de delante de tu piso. El tema de la identidad sexual, como siempre generaría una discusión demasiado personal así que solo diré que me parece que en este capítulo se trata el tema con una simpleza digna de un panfletista.
El final, como colofón a todo este desajuste es que la serie plantea que, bueno, una vez al año no hace daño y que es lo mismo echarse una partida de un videojuego en la que te acuestes con otro personaje que irte al bar de enfrente y tirarte al guapo que te saludo el otro día, otra interpretación memorable del compromiso matrimonial.
En resumen, en esta capítulo se tratan muchas ideas, incluso esta última, la de como enfocar el desgaste que supone una relación a muy largo plazo, que son muy interesantes, pero, una cierta arrogancia en el guion, al pensar que se pueden atacar tres o cuatro tramas en una hora y la creencia, un poco recurrente, de que simplemente por plantear una trama lgtbi tu historia mejora porque: “bienvenido a la causa compañere y compañeres” ha lanzado este capítulo contra su propia idiosincrasia, que es que no muestra sensibilidad hacia los videojuegos, ni hacia el concepto de matrimonio ni hacia la identidad sexual.
Como último comentario todo lo que pone aquí es sólo mi opinión y no pretendo decir que esto es la verdad sobre este capítulo, sólo es la reflexión que yo he sacado de él, en ningún momento ni en está crítica ni en ninguna pretendo ser objetivo, este es mi punto de vista.
Gracias por leerla y vaya por delante que creo que la gente que trabaja en BlacK Mirror son grandes profesionales.
Pero la historia no está al final, está al principio así que sigámosle a ver si le encontramos, la idea que nos presenta es que tenemos un padre de edad media y clase media con una vida tan anodina como su descripción, pero, en uno de sus cumpleaños su colega de juventud le regala una copia del nuevo juego de lucha de la saga que a ellos tanto les gustaba.
El capítulo, al más puro estilo de la serie se lanza a una interpretación muy optimista de lo que la tecnología va a ser capaz de hacer y comete su primer error, no tiene ni pies ni cabeza que en un juego de lucha de aire retro como el que se nos presenta se pueda hacer lo que ellos se ponen a hacer. Si hubiera sido un juego tipo Los Sims o un juego de accion en primera persona de rol, podría tener sentido, en un Street Fighter que puedas tener una relación sexual de pronto con el contrincante es una bobada sin ningún sentido.
Este es el primer punto donde se va a empezar a notar que no hay nadie al volante de esta historia, se van a suceder toda una suerte de conexiones sin sentido entre, por ejemplo, la fertilidad de un personaje y el hecho de estar teniendo relaciones o no en el videojuego y demás locuras. Es decir, a partir de ese momento la sensación general en este capítulo va a ser: “allá van un montón de guionistas que ni saben de tecnología, ni saben de videojuegos y tampoco tienen ni idea de identidad sexual”.
Esta descripción es demoledora, pero es que lo que no es razonable es usar los videojuegos sin ni siquiera molestarte en elegir uno, que hay miles, que si contemplen esa historia que quieres contar, no el primero que se te ocurra viendo el GAME de delante de tu piso. El tema de la identidad sexual, como siempre generaría una discusión demasiado personal así que solo diré que me parece que en este capítulo se trata el tema con una simpleza digna de un panfletista.
El final, como colofón a todo este desajuste es que la serie plantea que, bueno, una vez al año no hace daño y que es lo mismo echarse una partida de un videojuego en la que te acuestes con otro personaje que irte al bar de enfrente y tirarte al guapo que te saludo el otro día, otra interpretación memorable del compromiso matrimonial.
En resumen, en esta capítulo se tratan muchas ideas, incluso esta última, la de como enfocar el desgaste que supone una relación a muy largo plazo, que son muy interesantes, pero, una cierta arrogancia en el guion, al pensar que se pueden atacar tres o cuatro tramas en una hora y la creencia, un poco recurrente, de que simplemente por plantear una trama lgtbi tu historia mejora porque: “bienvenido a la causa compañere y compañeres” ha lanzado este capítulo contra su propia idiosincrasia, que es que no muestra sensibilidad hacia los videojuegos, ni hacia el concepto de matrimonio ni hacia la identidad sexual.
Como último comentario todo lo que pone aquí es sólo mi opinión y no pretendo decir que esto es la verdad sobre este capítulo, sólo es la reflexión que yo he sacado de él, en ningún momento ni en está crítica ni en ninguna pretendo ser objetivo, este es mi punto de vista.
Gracias por leerla y vaya por delante que creo que la gente que trabaja en BlacK Mirror son grandes profesionales.

8.0
75,256
7
6 de octubre de 2019
6 de octubre de 2019
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zona Sin Spoilers
El JOKER es una película especial, con una dirección notable de Todd Phillips y una actuación sobresaliente de Joaquin Phoenix, el resto del elenco tiene poco desarrollo en relación al protagonista y ese, junto con una serie de incoherencias de guión, es su mayor fallo.
Lo que más destaca en la película es la actuación de su protagonista, la dureza del trabajo de Phoenix es simplemente magnífica. Este actor, que siempre ha destacado por su capacidad de representar personajes atormentados, encuentra en el Joker un personaje que se adapta muy bien a sus mejores obras. Phoenix es un actor metódico, al estilo de Daniel Day-Lewis podemos ver como realmente se zambulle en el personaje, haciendo que nosotros también viajemos con él.
Como segunda cuestión más relevante, la labor de dirección de la película es muy acertada. Tod Phillips sorprende, pues el era más habitual en comedias, al dirigir una obra tan intimista, tan original, que casi parece querer marcarnos una nueva frontera en su cine y en el cine de superheróes. El Drama Psicológico que desarrolla el director es a la vez complejo de articular y accesible de entender para el espectador.
Lo anterior no salva el hecho de que la película no da la suficiente relevancia al resto de personajes que acompañan a Phoenix en este viaje, por mucho que su interpretación merezca ser resaltada eso no cambia que podría haber sido enriquecida por unos secundarios más profundos y mejor desarrollados. Además la película comete otro error, yo no tengo ningún problema con que una obra se muestre pro activa a la hora de rellenar huecos oscuros del mundo que está adaptando, lo que sí me resulta erróneo es que personajes que sabemos perfectamente como son sean vilipendiados sin contemplaciones sólo para construir a otros.
El JOKER es una película especial, con una dirección notable de Todd Phillips y una actuación sobresaliente de Joaquin Phoenix, el resto del elenco tiene poco desarrollo en relación al protagonista y ese, junto con una serie de incoherencias de guión, es su mayor fallo.
Lo que más destaca en la película es la actuación de su protagonista, la dureza del trabajo de Phoenix es simplemente magnífica. Este actor, que siempre ha destacado por su capacidad de representar personajes atormentados, encuentra en el Joker un personaje que se adapta muy bien a sus mejores obras. Phoenix es un actor metódico, al estilo de Daniel Day-Lewis podemos ver como realmente se zambulle en el personaje, haciendo que nosotros también viajemos con él.
Como segunda cuestión más relevante, la labor de dirección de la película es muy acertada. Tod Phillips sorprende, pues el era más habitual en comedias, al dirigir una obra tan intimista, tan original, que casi parece querer marcarnos una nueva frontera en su cine y en el cine de superheróes. El Drama Psicológico que desarrolla el director es a la vez complejo de articular y accesible de entender para el espectador.
Lo anterior no salva el hecho de que la película no da la suficiente relevancia al resto de personajes que acompañan a Phoenix en este viaje, por mucho que su interpretación merezca ser resaltada eso no cambia que podría haber sido enriquecida por unos secundarios más profundos y mejor desarrollados. Además la película comete otro error, yo no tengo ningún problema con que una obra se muestre pro activa a la hora de rellenar huecos oscuros del mundo que está adaptando, lo que sí me resulta erróneo es que personajes que sabemos perfectamente como son sean vilipendiados sin contemplaciones sólo para construir a otros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Entrando ya en cuestiones más específicas la caracterización de payaso es magnífica, el inicio de como le parten un cartel en la cara es perfecto para entender la situación de Gotham y como la gente se está volviendo insensible.
El planteamiento que hace la película de como es sufrir una enfermedad mental es fantástico, de hecho, nos hace sentir como si fuéramos Harley Queen escuchando al Joker en el psiquiátrico, sin darnos cuenta de que cuanto más creemos haber entrado en la mente del Joker, más vamos cayendo en su trampa. El Joker es el maestro de las mentes, esa es su gran baza en las historias, el vive en un mundo a caballo entre la realidad y sus alucinaciones e intentar entenderle se hace imposible al no poder diferenciar lo imaginado y lo real.
Esta película ahonda mucho en este hecho, ya que nos situa en la perspectiva del Joker y le seguimos creyendo entender lo que le ocurre, incluso empatizando con él, sin darnos cuenta de que se nos está mintiendo, de que no sabemos que es real y que no lo es.
Esa es la parte que mejor funciona de la película, todo lo relacionado con su locura, por ejemplo, el hecho de que sea ambidextro, cualidad antiguamente asociada a perturbados, es un detalle muy fino. Aún así una obra para ser realmente buena debe ser sinérgica, es decir que los personajes combinados consigan más que si simplemente les hubieras dividido la película a trozos de tiempo y cada uno fuera por su lado. Esta película no lo es, no da ningún margen a sus secundarios para respaldar al Joker y eso le quita la necesaria relación del personaje con su entorno.
Esto es muy importante, el Joker está encerrado entre paredes. Thomas Wayne no tiene ningún desarrollo, Murray no tiene ningún desarrollo, la madre del Joker no tiene ningún arco que recorrer, a lo sumo un pasado que sirva para configurar al Joker pero poco más. Esto es un error importante, en El Caballero Oscuro (ECO), por ejemplo, el Joker tiene mucho protagonismo, tanto como Batman, pero sus mejores escenas son las que hacen juntos, personajes complejos, tridimensionales, enfrentados en una batalla magnífica. En ECO se dice “¿Qué ocurre si una fuerza irresistible choca contra un objeto inamovible?”, pues que se produce la magia del cine. En esta película el Joker necesitaba al menos un personaje más con el que interactuar, es que esta totalmente rodeado de paredes que no le devuelven ninguna respuesta.
Como cuestión menor a esa, la subtrama política esta clavada a la película a martillazos, no tiene ni pies ni cabeza que se monte una revolución de payasos porque un tío se lie a tiros en el metro. Pero eso no es lo peor, lo más duro es la paliza que se lleva Thomas Wayne, el amado padre de Bruce, médico, filántropo y gran defensor de los desamparados aquí se nos presenta como un auténtico monstruo, plano también, que dice barbaridades como que todo el que no hace algo en la vida es un payaso, una frase tremendamente clasista que de ningún modo habría escupido Thomas Wayne.
Y por si no estaban contentos de paso es el padre del Joker, hizo a su madre firmar que era adoptado para luego abandonarla y despreciarla durante años. La película además comete otro error ahí, porque parece querer dejarnos que nosotros reflexionemos sobre si es verdad que Joker es hijo de Thomas pero, al caracterizar de forma tan contundente a Wayne nos quita margen de maniobra, dándonos a entender que todo es cierto.
Por tanto y como fin a este texto, he disfrutado mucho de esta película pero creo que mis colegas han ponderado con demasiado entusiasmo la actuación de Joaquin Phoenix, sin tener en cuenta que una obra tiene y debe tener más que ofrecer al espectador para merecer la calificación de perfecta. De todas formas creo que los aficionados del cómic podemos estar orgullosos de que nuestro querido universo pueda acoger una historia como esta, añadiendo profundidad al género. Por ello y por llegar audazmente a donde ninguna otra había llegado,
Bien Hecho Joker
El planteamiento que hace la película de como es sufrir una enfermedad mental es fantástico, de hecho, nos hace sentir como si fuéramos Harley Queen escuchando al Joker en el psiquiátrico, sin darnos cuenta de que cuanto más creemos haber entrado en la mente del Joker, más vamos cayendo en su trampa. El Joker es el maestro de las mentes, esa es su gran baza en las historias, el vive en un mundo a caballo entre la realidad y sus alucinaciones e intentar entenderle se hace imposible al no poder diferenciar lo imaginado y lo real.
Esta película ahonda mucho en este hecho, ya que nos situa en la perspectiva del Joker y le seguimos creyendo entender lo que le ocurre, incluso empatizando con él, sin darnos cuenta de que se nos está mintiendo, de que no sabemos que es real y que no lo es.
Esa es la parte que mejor funciona de la película, todo lo relacionado con su locura, por ejemplo, el hecho de que sea ambidextro, cualidad antiguamente asociada a perturbados, es un detalle muy fino. Aún así una obra para ser realmente buena debe ser sinérgica, es decir que los personajes combinados consigan más que si simplemente les hubieras dividido la película a trozos de tiempo y cada uno fuera por su lado. Esta película no lo es, no da ningún margen a sus secundarios para respaldar al Joker y eso le quita la necesaria relación del personaje con su entorno.
Esto es muy importante, el Joker está encerrado entre paredes. Thomas Wayne no tiene ningún desarrollo, Murray no tiene ningún desarrollo, la madre del Joker no tiene ningún arco que recorrer, a lo sumo un pasado que sirva para configurar al Joker pero poco más. Esto es un error importante, en El Caballero Oscuro (ECO), por ejemplo, el Joker tiene mucho protagonismo, tanto como Batman, pero sus mejores escenas son las que hacen juntos, personajes complejos, tridimensionales, enfrentados en una batalla magnífica. En ECO se dice “¿Qué ocurre si una fuerza irresistible choca contra un objeto inamovible?”, pues que se produce la magia del cine. En esta película el Joker necesitaba al menos un personaje más con el que interactuar, es que esta totalmente rodeado de paredes que no le devuelven ninguna respuesta.
Como cuestión menor a esa, la subtrama política esta clavada a la película a martillazos, no tiene ni pies ni cabeza que se monte una revolución de payasos porque un tío se lie a tiros en el metro. Pero eso no es lo peor, lo más duro es la paliza que se lleva Thomas Wayne, el amado padre de Bruce, médico, filántropo y gran defensor de los desamparados aquí se nos presenta como un auténtico monstruo, plano también, que dice barbaridades como que todo el que no hace algo en la vida es un payaso, una frase tremendamente clasista que de ningún modo habría escupido Thomas Wayne.
Y por si no estaban contentos de paso es el padre del Joker, hizo a su madre firmar que era adoptado para luego abandonarla y despreciarla durante años. La película además comete otro error ahí, porque parece querer dejarnos que nosotros reflexionemos sobre si es verdad que Joker es hijo de Thomas pero, al caracterizar de forma tan contundente a Wayne nos quita margen de maniobra, dándonos a entender que todo es cierto.
Por tanto y como fin a este texto, he disfrutado mucho de esta película pero creo que mis colegas han ponderado con demasiado entusiasmo la actuación de Joaquin Phoenix, sin tener en cuenta que una obra tiene y debe tener más que ofrecer al espectador para merecer la calificación de perfecta. De todas formas creo que los aficionados del cómic podemos estar orgullosos de que nuestro querido universo pueda acoger una historia como esta, añadiendo profundidad al género. Por ello y por llegar audazmente a donde ninguna otra había llegado,
Bien Hecho Joker

6.2
25,352
7
21 de junio de 2019
21 de junio de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aladdin es una buena película, lo que se escriba a partir de aquí puede entenderse de muchas formas, pero ese es el mensaje que quiero dejar, que me ha gustado. Me ha gustado porque está bien realizada, porque lo mejor de la película, que es la princesa Jasmine y su buena química con Aladdin superan con creces a lo peor, que es Jafar, por otra parte Will Smith firma una buena interpretación del genio, a mi juicio sin ser destacable ni por especialmente bueno ni por malo.
Dicho eso entremos en detalle y el detalle más destacado de la película es el empoderamiento de Jasmine, este personaje ya en la antigua tenía algún momento relevante, no era un mero florero, pero ni mucho menos alcanzaba el empaque que tiene en esta nueva versión. Y quiero incidir en eso porque en nombre del empoderamiento de personajes femeninos se han cometido auténticas atrocidades en películas recientes, el más destacable ese momento “no está sola de Endgame.
No, muy al contrario Jasmine bebe del espíritu de Mulan, de ese personaje potente, que no cargante, la actriz que la interpreta, Naomi Scott es una mujer de aspecto contundente y mirada altiva, perfecta para una princesa que, igual que en la antigua pero ahora con un mayor respaldo del guión, reclama su lugar en ese palacio.
También es destacable el trabajo de Mena Massoud, Aladdin, que retrocede un par de pasos ante el envite del personaje de Jamine pero no por ello pierde presencia global en la película, simplemente deja más protagonismo a la princesa en ciertos momentos manteniendo él el suyo cuando tiene la oportunidad. Su principal objetivo será encontrar a Jasmine y quedarse pasmado cada vez que la encuentra, los dos tienen mucha química y se hace muy agradable verles interactuar en la película.
Dicho eso entremos en detalle y el detalle más destacado de la película es el empoderamiento de Jasmine, este personaje ya en la antigua tenía algún momento relevante, no era un mero florero, pero ni mucho menos alcanzaba el empaque que tiene en esta nueva versión. Y quiero incidir en eso porque en nombre del empoderamiento de personajes femeninos se han cometido auténticas atrocidades en películas recientes, el más destacable ese momento “no está sola de Endgame.
No, muy al contrario Jasmine bebe del espíritu de Mulan, de ese personaje potente, que no cargante, la actriz que la interpreta, Naomi Scott es una mujer de aspecto contundente y mirada altiva, perfecta para una princesa que, igual que en la antigua pero ahora con un mayor respaldo del guión, reclama su lugar en ese palacio.
También es destacable el trabajo de Mena Massoud, Aladdin, que retrocede un par de pasos ante el envite del personaje de Jamine pero no por ello pierde presencia global en la película, simplemente deja más protagonismo a la princesa en ciertos momentos manteniendo él el suyo cuando tiene la oportunidad. Su principal objetivo será encontrar a Jasmine y quedarse pasmado cada vez que la encuentra, los dos tienen mucha química y se hace muy agradable verles interactuar en la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo que es un solemne desastre es Jafar, aquí tuvo que haber alguien que se quedó dormido tanto en el momento de buscar al actor como de crear al personaje. Jafar no impone ningún miedo en toda la película, para empezar porque intentan hacer una conexión entre él y Aladdin que no va a ningún sitio, como si Jafar fuera algo así como una versión malvada de Aladdin, pero es que queda ridículo que un Visir tenga tan poca edad, porque el sultán sí es mayor. Todo esto genera escenas bastante pobres y yo creo que es lo único de la película que no funciona.
Dicho lo cual a la película le pasa a menudo que no acaba de tener esa magia de la original, esa magia en la película antigua tanto como en la nueva la pone el Genio, que en esta nueva version es Will Smith, un actor muy querido por el público. Aunque en este caso ha habido un error, Will es un buen actor, de hecho ha realizado varios papeles muy memorables, pero yo no lo catalogaría como un cómico y tampoco como un actor especialmente histriónico o loco. Es un actor de acción con tintes de comedia y un potente actor dramático pero no es un cómico per sé y el personaje del genio es muy especial, porque no es un personaje de la película.
Esto es difícil de explicar pero fácil de ver con otros ejemplos, El Capitán Sparrow no existe, ese personaje no se escribió así, fue reescrito entero a medida de su actor, Iron Man no existe, el de las películas es un personaje creado a partir de su actor, el de los cómics no se parece en nada al de las películas. Hay veces que tienes un actor tan potente que no te interesa asignarle un personaje, no porque no puedas sino porque da mejor resultado simplemente dejarle a él ser el protagonista.
Este es el caso del Genio de Aladdin, es un personaje poseído por el actor que lo interpreta, no es Williams el que hace de genio, son los artistas de Disney Animation los que ponen al genio a interpretar a este último. Las imitaciones, los bailes locos, los mil y un registros de voz no son, ni de lejos, características que tengan el más mínimo sentido en ese personaje, pero si lo tienen en su actor. Robin Williams fue un icono, un titan de la comedia, un tipo especial, diferente a todo lo demás y el Genio se diseñó a partir de muchas cosas que lo definen, pero repito, que lo definen a él, no al Genio.
Esto lo que produce es que es imposible actuar de genio, porque ese personaje nunca ha existido en la película de Aladdin, estás actuando de Robin Williams y eso es imposible, porque no es ya que Will sea mejor o peor, es que Will Smith no es famoso por sus imitaciones, ni por su personalidad histriónica ni por su cariño por los pequeños personajes de sus películas, el no es el profesor de los poetas muertos, no es Peter Pan, no ha estado en Vietnam. Williams era un niño encerrado en el cuerpo de un hombretón peludo, y eso es el genio, un ser de poderes infinitos que se comporta de forma infantil y entrañable.
Y esto nos lleva a la conclusión de este texto, la maestría que alcanzó Disney animation consigue hoy, 27 años después, una victoria honorífica, no por ello menos abrumadora, el Genio del 92 era más expresivo que este, la ciudad era más bella, la música era mejor y sobre todo, sobre todo era genial, tenía ese toque mágico de las mejores películas de Disney, un cariño infinito en cada momento, una intención constante de desbordar al espectador que yo en esta película no he visto, está película es el trabajo de un profesional, pero no de un artista.
Por tanto bien hecho para los que han trabajado en esta película, pues han tratado con el respeto y cariño que se merecía a esta película, aun así, para mí la original siempre será la auténtica Aladdin y cuando oiga la banda sonora oiré la de la antigua………
Aunque sin que ni yo mismo me dé cuenta, aparecerá “Speechless” en esa lista de reproducción, que siempre se pueden añadir cosas buenas a algo genial.
Dicho lo cual a la película le pasa a menudo que no acaba de tener esa magia de la original, esa magia en la película antigua tanto como en la nueva la pone el Genio, que en esta nueva version es Will Smith, un actor muy querido por el público. Aunque en este caso ha habido un error, Will es un buen actor, de hecho ha realizado varios papeles muy memorables, pero yo no lo catalogaría como un cómico y tampoco como un actor especialmente histriónico o loco. Es un actor de acción con tintes de comedia y un potente actor dramático pero no es un cómico per sé y el personaje del genio es muy especial, porque no es un personaje de la película.
Esto es difícil de explicar pero fácil de ver con otros ejemplos, El Capitán Sparrow no existe, ese personaje no se escribió así, fue reescrito entero a medida de su actor, Iron Man no existe, el de las películas es un personaje creado a partir de su actor, el de los cómics no se parece en nada al de las películas. Hay veces que tienes un actor tan potente que no te interesa asignarle un personaje, no porque no puedas sino porque da mejor resultado simplemente dejarle a él ser el protagonista.
Este es el caso del Genio de Aladdin, es un personaje poseído por el actor que lo interpreta, no es Williams el que hace de genio, son los artistas de Disney Animation los que ponen al genio a interpretar a este último. Las imitaciones, los bailes locos, los mil y un registros de voz no son, ni de lejos, características que tengan el más mínimo sentido en ese personaje, pero si lo tienen en su actor. Robin Williams fue un icono, un titan de la comedia, un tipo especial, diferente a todo lo demás y el Genio se diseñó a partir de muchas cosas que lo definen, pero repito, que lo definen a él, no al Genio.
Esto lo que produce es que es imposible actuar de genio, porque ese personaje nunca ha existido en la película de Aladdin, estás actuando de Robin Williams y eso es imposible, porque no es ya que Will sea mejor o peor, es que Will Smith no es famoso por sus imitaciones, ni por su personalidad histriónica ni por su cariño por los pequeños personajes de sus películas, el no es el profesor de los poetas muertos, no es Peter Pan, no ha estado en Vietnam. Williams era un niño encerrado en el cuerpo de un hombretón peludo, y eso es el genio, un ser de poderes infinitos que se comporta de forma infantil y entrañable.
Y esto nos lleva a la conclusión de este texto, la maestría que alcanzó Disney animation consigue hoy, 27 años después, una victoria honorífica, no por ello menos abrumadora, el Genio del 92 era más expresivo que este, la ciudad era más bella, la música era mejor y sobre todo, sobre todo era genial, tenía ese toque mágico de las mejores películas de Disney, un cariño infinito en cada momento, una intención constante de desbordar al espectador que yo en esta película no he visto, está película es el trabajo de un profesional, pero no de un artista.
Por tanto bien hecho para los que han trabajado en esta película, pues han tratado con el respeto y cariño que se merecía a esta película, aun así, para mí la original siempre será la auténtica Aladdin y cuando oiga la banda sonora oiré la de la antigua………
Aunque sin que ni yo mismo me dé cuenta, aparecerá “Speechless” en esa lista de reproducción, que siempre se pueden añadir cosas buenas a algo genial.
MiniserieDocumental

8.2
16,351
10
5 de junio de 2020
5 de junio de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que es importante de todo lo que voy a decir es que no tengo ni idea de baloncesto. No me interesa especialmente la NBA y tengo un conocimiento superficial de toda la historia de la que habla el documental.
La primera cuestión es que el deporte se presta mucho a los documentales porque hay muchísimo material gráfico. En cada partido de fútbol o tenis que son los dos deportes que más he seguido tienes la oportunidad de ver una gran variedad de puntos de vista de una misma jugada. En este aspecto el deporte siempre ha ido a la vanguardia de la tecnología.
Otra cuestión interesante es el tándem ganador que presenta este documental, por un lado ESPN, que es una cadena propiedad de Walt Disney Company. Aún así ellos no trabajan este topo de contenido, a lo cual este titán permite a su subsidiaria trabajar con uno de sus competidores, Netflix. Ellos recogen el guante que le lanzan y ponen todo de su parte, este documental tiene una producción extraordinaria. Se nota que han puesto un esfuerzo económico colosal en convertir este proyecto en un éxito internacional.
El documental empieza de forma magistral, con una frase textual de un jovencísimo Jordan que dice: “Quiero que se respete a la franquicia y a los Chicago Bulls como equipo, como a los Lakers, los Philadelphia 76ers o los Boston Celtics”. Aquí empieza la magia, el documental salta de sopetón 12 años en adelante y nos pone en 1996, justo cuando los Bulls acaban de ganar su quinto campeonato. Esta es una muy acertada decisión porque nos permite a los que no tenemos ni idea de que está pasando en 1983 saber que ese chaval no habla por hablar. También sabemos que tardará en lograrlo, que no conseguirá su objetivo a corto plazo pues el salto temporal a nivel de competición es inmenso.
Entrevistas, entrevistas y más entrevistas. El documental no es sólo una lluvia de imágenes de archivo, tiene una inmensidad de comentarios de jugadores de los Bulls, de jugadores de otros equipos, personal de los equipos, periodistas del medio y hasta del presidente Obama. Esto sigue tejiendo una red que hace que hasta alguien que no sepa nada de lo que le están contando entienda de su importancia, de lo que significó para el deporte y la sociedad de los 90 este fenómeno cultural.
Además, este icono cultural también se nos describe. Muchas veces hemos conocido deportistas como Maria Sharapova cuya popularidad iba más allá de su desempeño deportivo, ella fue la atleta mejor pagada durante muchos años aunque no fuera la mejor tenista del circuito, aunque era una magnífica jugadora. Similar caso el de C.Ronaldo y otros muchos, pues en los 90 el mundo era muy distinto y por ejemplo la NBA no permitía salir a jugar con zapatillas que no fueran del patrocinador, por entonces CONVERSE.
Pues al igual que con Sharapova y C. Ronaldo Nike quería meter la cabeza en el mercado y no lo conseguía, con el fichaje de Jordan y la dirección de Spike Lee en los anuncios las Air Jordan se vendieron de forma increíble. Con el apoyo de Nike y a pesar de que los Bulls siguieran sin ganar campeonatos Jordan se convirtió rápidamente en el jugador más popular y admirado de la NBA. Es decir, el ya era magnífico y ganaba premios a jugador más valorado pero el hecho de asociarse con Nike le puso por las nubes y Spike Lee le convirtió en un icono cultural.
Es decir tenemos un documental que toca a un montón de personalidades, que trata muchísimos temas y que además tiene unos documentos gráficos magníficos. Pero es que además está Michael Jordan, el auténtico protagonista. El documental no es que se recree explicándote que era bueno, es que te lo muestra, haciéndote consciente del tipo de deportista del que estamos hablando.
Un icono cultural, un hábil hombre de negocios y un magnífico jugador de baloncesto. Además, te cuentan como era su dinámica como jugador de quipo, tenso, duro, contundente y algo abusón incluso. Todo lo que fuera necesario para extender su objetivo personal a cualquiera que participara de él, ser el mejor. Y ser el mejor a cualquier precio.
Y es que el documental plantea muy bien el precio de la victoria, Jordan es muy consciente de que la mayoría de los equipos de la NBA son más o menos igual de buenos que ellos y tal vez hasta mejores como equipo. A lo cual él se auto-exige un montón, tiene que ser el mejor. Pero eso no es suficiente, el necesita que sus compañeros den su mejor versión. Y haciendo eso les agobia, les molesta e incluso llega a ser algo intratable.
Por todo lo que he dicho y mucho más este documental ha conseguido lo máximo, más incluso de lo que yo esperaba. Hacerte sentir parte del momento, llega un punto, casi sin que te des cuenta, que trasciendes la realidad y no estás en 2020 tirado en el sofá de un sótano. Estás en 1991, viendo la final de la NBA, salen los Lakers de Magic Johnson (el cual por supuesto ya sabes quien es y que es buenísimo) y en frente los Bulls.
La sensación es histórica, tu equipo (porque tu ya eres de los Bulls como el que más) lo puede conseguir. Sale el que ya es el entrenador que más admiras, Phil Jackson. Sale Pippen, sale Rodman, salen todos y Jordan detrás. Pitido inicial de la final, que tu ahora como experto en la NBA sabes que es larguísima (al mejor de 7 partidos). Estás en el estadio, justo delante de la pista. ¿conseguirán los Bulls su primer anillo?
La primera cuestión es que el deporte se presta mucho a los documentales porque hay muchísimo material gráfico. En cada partido de fútbol o tenis que son los dos deportes que más he seguido tienes la oportunidad de ver una gran variedad de puntos de vista de una misma jugada. En este aspecto el deporte siempre ha ido a la vanguardia de la tecnología.
Otra cuestión interesante es el tándem ganador que presenta este documental, por un lado ESPN, que es una cadena propiedad de Walt Disney Company. Aún así ellos no trabajan este topo de contenido, a lo cual este titán permite a su subsidiaria trabajar con uno de sus competidores, Netflix. Ellos recogen el guante que le lanzan y ponen todo de su parte, este documental tiene una producción extraordinaria. Se nota que han puesto un esfuerzo económico colosal en convertir este proyecto en un éxito internacional.
El documental empieza de forma magistral, con una frase textual de un jovencísimo Jordan que dice: “Quiero que se respete a la franquicia y a los Chicago Bulls como equipo, como a los Lakers, los Philadelphia 76ers o los Boston Celtics”. Aquí empieza la magia, el documental salta de sopetón 12 años en adelante y nos pone en 1996, justo cuando los Bulls acaban de ganar su quinto campeonato. Esta es una muy acertada decisión porque nos permite a los que no tenemos ni idea de que está pasando en 1983 saber que ese chaval no habla por hablar. También sabemos que tardará en lograrlo, que no conseguirá su objetivo a corto plazo pues el salto temporal a nivel de competición es inmenso.
Entrevistas, entrevistas y más entrevistas. El documental no es sólo una lluvia de imágenes de archivo, tiene una inmensidad de comentarios de jugadores de los Bulls, de jugadores de otros equipos, personal de los equipos, periodistas del medio y hasta del presidente Obama. Esto sigue tejiendo una red que hace que hasta alguien que no sepa nada de lo que le están contando entienda de su importancia, de lo que significó para el deporte y la sociedad de los 90 este fenómeno cultural.
Además, este icono cultural también se nos describe. Muchas veces hemos conocido deportistas como Maria Sharapova cuya popularidad iba más allá de su desempeño deportivo, ella fue la atleta mejor pagada durante muchos años aunque no fuera la mejor tenista del circuito, aunque era una magnífica jugadora. Similar caso el de C.Ronaldo y otros muchos, pues en los 90 el mundo era muy distinto y por ejemplo la NBA no permitía salir a jugar con zapatillas que no fueran del patrocinador, por entonces CONVERSE.
Pues al igual que con Sharapova y C. Ronaldo Nike quería meter la cabeza en el mercado y no lo conseguía, con el fichaje de Jordan y la dirección de Spike Lee en los anuncios las Air Jordan se vendieron de forma increíble. Con el apoyo de Nike y a pesar de que los Bulls siguieran sin ganar campeonatos Jordan se convirtió rápidamente en el jugador más popular y admirado de la NBA. Es decir, el ya era magnífico y ganaba premios a jugador más valorado pero el hecho de asociarse con Nike le puso por las nubes y Spike Lee le convirtió en un icono cultural.
Es decir tenemos un documental que toca a un montón de personalidades, que trata muchísimos temas y que además tiene unos documentos gráficos magníficos. Pero es que además está Michael Jordan, el auténtico protagonista. El documental no es que se recree explicándote que era bueno, es que te lo muestra, haciéndote consciente del tipo de deportista del que estamos hablando.
Un icono cultural, un hábil hombre de negocios y un magnífico jugador de baloncesto. Además, te cuentan como era su dinámica como jugador de quipo, tenso, duro, contundente y algo abusón incluso. Todo lo que fuera necesario para extender su objetivo personal a cualquiera que participara de él, ser el mejor. Y ser el mejor a cualquier precio.
Y es que el documental plantea muy bien el precio de la victoria, Jordan es muy consciente de que la mayoría de los equipos de la NBA son más o menos igual de buenos que ellos y tal vez hasta mejores como equipo. A lo cual él se auto-exige un montón, tiene que ser el mejor. Pero eso no es suficiente, el necesita que sus compañeros den su mejor versión. Y haciendo eso les agobia, les molesta e incluso llega a ser algo intratable.
Por todo lo que he dicho y mucho más este documental ha conseguido lo máximo, más incluso de lo que yo esperaba. Hacerte sentir parte del momento, llega un punto, casi sin que te des cuenta, que trasciendes la realidad y no estás en 2020 tirado en el sofá de un sótano. Estás en 1991, viendo la final de la NBA, salen los Lakers de Magic Johnson (el cual por supuesto ya sabes quien es y que es buenísimo) y en frente los Bulls.
La sensación es histórica, tu equipo (porque tu ya eres de los Bulls como el que más) lo puede conseguir. Sale el que ya es el entrenador que más admiras, Phil Jackson. Sale Pippen, sale Rodman, salen todos y Jordan detrás. Pitido inicial de la final, que tu ahora como experto en la NBA sabes que es larguísima (al mejor de 7 partidos). Estás en el estadio, justo delante de la pista. ¿conseguirán los Bulls su primer anillo?
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