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Críticas 62
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
11 de noviembre de 2011
112 de 139 usuarios han encontrado esta crítica útil
El caballo, símbolo de lo feroz y salvaje, del impulso vital de la vida, se encuentra enfermo, viejo y cansado, con ánimos de entregarse a la muerte, al igual que su dueño, el cochero, un hombre desgastado y sin fuerzas que únicamente soporta el peso del tiempo que cada vez se hace más insoportable. La hija, alegoría de la juventud sometida y domesticada por la severidad estoica, hacia la simbología de la firmeza o resistencia como punto final a lo ilógico de una humanidad en donde el acopio de bienes refleja el valor humano. La caligrafía visual y el lenguaje cinematográfico de Tarr me cautivan como lo hiciera con sus filmes anteriores. La casi ausencia de diálogos —y cuando suceden hipnotizan escalofriantemente—, la ingeniería del sonido recreado posteriormente a la filmación, la única pieza musical que define perfectamente al filme, la gloriosa fotografía —la mejor del año— de contrastes y sombras, de reflejos y oscuridades, y de polvos y tinieblas, y sobre todo, la sabia dirección de un realizador que consigue un dominio total de su película, hacen que esta rara y radical obra de arte, jamás abandone mi memoria. Creo que jamás poder olvidar el ultimo fotograma, esa última imagen que define el días seis, ese día que antecede al día siete de descanso, de inactividad, de muerte. Tarr nos dice en su película lo que nos decía Nietzsche en sus libros, que tanto el dolor como el caos son los protagonistas de la historia y que la vida debía destilar dionisismo y no nihilismo. Quizás el reconocer que la llama —representada por el caballo victorioso— que podría avivar el fuego de ese übermensch que Nietzsche propugnaba par un futuro, se estaba extinguiendo, fue lo que produjo aquel misterioso hecho en Turín y la posterior locura del filosofo. Pero esto es meramente una especulación, y de especulaciones e interpretaciones —y no de verdades— está conformada la historia, y esta interpretación de Bela Tarr sobre la humanidad me resulta increíblemente magnifica y altamente artística. Obra maestra que da fin a la carrera cinematográfica de un artista irrepetible.
1 de octubre de 2011
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Athina Rachel Tsangari, consigue un conjunto excepcional, tanto en su argumento como en su ornamenta. Con actuaciones brutalmente reales y escenas que no dan cabida a la ficción —especialmente las sexuales—. Una brillante banda sonora acompaña la minuciosa edición, el tema de Francoise Harde “Suicide” define originalmente este raro pero bello espécimen cinematográfico. “Attenberg” no es una película sobre un inicio, la llegada al climax y un desenlace. Es una película para visionar, discutir, analizar y profundizar. Una cinta que atiende más a factores filosóficos, vitalistas y antropológicos, que ha factores meramente cinematográficos o de entretenimiento. Una rara especie que a ratos resulta deslumbrante, provocadora y hasta conmovedora. Una película ingeniosa y de gran alcance analítico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si bien “Attenberg” no sorprende pese a su mordaz originalidad ejecutora, es porque ya se ha visto en “She Monkeys” de Lisa Aschan, como ambiguamente se corretea entre lo biológico y lo cultural, entre estos humanos devoradores, animalescos y carnales y el ambiente burgués manufacturero que los define. Pero aun así, “Attenberg” tiene grandes meritos que han de ser recalcados. Principalmente porque logra captar la poesía corporal que compone al ser humano, contando sutilmente la historia de un una chica con problemas de identidad y el insano estado de su padre entregado a la desdicha y el vacio del posmodernismo griego; cuando paulatinamente ofrece ciertos videoclips de forma transgresora en donde la protagonista interactúa con su mejor amiga —fuente de adoctrinamiento del poder— allí se besan, pelean, bailan, exponen inquietudes sobre el sexo, se odian y se aman. Según la perspectiva de cualquier espectador, estas interacciones pueden bordar lo abstruso y ridículo, pero ciertamente “Attenberg” intenta describir a sus personajes como lo que son, animales que exploran auténticamente su medio físico, el ambiente y las circunstancias que los rodean; de esta manera se plantean —y resurgen— las interrogantes sobre lo acertado, lo funcional y lo disfuncional del sistema operativo que la cultura ha construido para la vida moderna y ha obligado cumplir a los hombres.

El padre de Marina viene a representar precisamente esa parte devastada, neurótica, nihilista, y en última instancia, enferma del hombre; que ha confirmado sus sospechas, y ha descubierto que tras una vida sin faltas y de entrega constante a las dogmas culturales, nada ha valido la pena; pues la desdicha es inminente y el pronto reconocimiento de su finitud reduce a cenizas la supuesta evolución del sistema social que lo determina. Este hombre es la reflexión sobre la industrialización y el declive de la sociedad griega contemporánea, es decir, la parte «melancolía» de esta historia. Marina por el contrario, representa la contrapartida de la balanza, se dedica constantemente a observar, diseccionar los comportamientos humanos similares a los documentales de David Attenborough (de donde resulta el titulo de la película), y se entrega de lleno a explorar su carnalidad, su pulsión sexual; superando la imposición de su amiga, logra tomar las riendas de su destino y consigue culminar la etapa especulativa y ubicarse en la práctica gracias a la llegada de un extraño — Giorgos Lanthimos— a la ciudad. Finalmente, Marina viene a representar la deslumbrante y monstruosa belleza del ser humano. El ente biológico de una descomunal complejidad, que posee todos los atributos para experimentar frenéticamente los excesos y estasis que la vida le puede propiciar. Marina es el ente viviente que quizás deba liberar un poco sus ataduras e inhibiciones —liberarse del «yo» racional, volverse más animal— para poder disfrutar de ese gran esplendor.
2 de diciembre de 2012
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para un venezolano hablar sobre el cine venezolano resulta hoy en día algo penoso e intrascendente. Principalmente por la poca veracidad de la «calidad» cinematográfica que azota el panorama artístico nacional. Año tras año se han estrenado proyectos fílmicos que pretendían generar un punto de inflexión a tal panorama, cuyo insuficiente resultado lograría meramente acentuar los mismos huecos y fallas que padecía –y posiblemente aun padece– el cine patrio. Con la llegada de Azul y no tan rosa, se confirma la premisa de que necesitamos intervención extranjera para poder vislumbrar algo de eficacia cinematográfica en las salas de cine de nuestro país.
Siendo una coproducción Venezolana – Española y bajo el apoyo de Ibermedia, Azul y no tan rosa viene a plantear una nueva modalidad de narrar historias rompiendo viejos y cansinos estereotipos del cine nacional. La ópera prima de Miguel Ferrari es una ráfaga de aire fresco para el rostro y un indicio de esperanza para el cine venezolano.
Pese a todo lo dicho, la película no escapa de errores puntuales y de poseer ciertos defectos en su narrativa y su ejecución. El guión de Miguel Ferrari que nadea entre la comedia y el drama no logra equilibrar precisamente estos dos géneros. Momentos jocosos y una que otra secuencia dramática jamás logran conectarse adecuadamente dando como resultado un ritmo argumental algo irregular. Además, el exceso de referencias cinematográficas que emplea Ferrari, son tan precisas que por momentos se cree ver un film de Almodóvar de serie b.
Azul y no tan rosa, pretende contarnos la historia de este hombre que se reencuentra con su hijo y al mismo tiempo se despide del gran amor de su vida. Un discurso de tolerancia y buenos propósitos, que se ejecuta trastocando viejos tabúes de la sociedad venezolana. El problema radica en que la ambición del argumento es tan grande–pretendiendo abarcar tantos temas–, que finalmente termina por arrojar giros argumentales con carencia de veracidad y opta por concluir todo de la manera más fácil con un desenlace demasiado previsible y poco inteligente. Miguel Ferrari deleita la retina del espectador con una estética impresionante y deja de lado profundizar en un argumento que merecía ser explotado.
Azul y no tan rosa es la ópera prima de Miguel Ferrari, también es a su vez un punto de partida para el auge de historias diferentes en el cine patrio y la representación de un antes y un después en la cinematografía nacional. Gracias a su excéntrico argumento, sus personajes entrañables y su interesante diseño de producción, Azul y no tan rosa es una película simpática que merece ser visionada. Orgullo nacional.

José Barriga
http://academyawards2009.blogspot.com
14 de octubre de 2014
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debut en la pantalla de Hong Khaou, cinta que él mismo ha escrito y que protagonizarán Ben Whishaw y Cheng Pei Pei. La película nos narrará la historia de una inmigrante china (Pei Pei) en el Reino Unido que se queda desamparada cuando muere su hijo (Leung). Whishaw encarnará al amante de este último, un joven que la mujer piensa que es el compañero de cuarto de su fallecido descendiente. Ambos se verán obligados a superar sus diferencias y a unirse en el dolor de la pérdida del ser querido, y ello a pesar de que hablan distintos idiomas. Una película que parece de temática gay pero que se mueve en otro terreno, el de la pérdida, el perdón, el choque cultural, la vejez y la redención. Hong Khaou ha creado una pequeña pieza meticulosa que se construye desde la anécdota. Todo me resulta minucioso, minimalista e impregnado de un aire de tristeza. Dirigido con una sensibilidad extrema, el film resulta entrañable en muchos aspectos. Absolutamente fascinante el trabajo actoral de Ben Whishaw. Muy interesante.
1 de octubre de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con actuaciones memorables de Alicia Vikander y Samuel Fröler, y una dirección que se ajusta al planteamiento, pero que lamentablemente no llega a sobresalir, “Pure (Beloved)” resulta embriagadora de principio a fin, debido a su notable argumento y su exquisita elección musical. Puede que se observen producciones comparables o mejores que ésta, pero “Pure (Beloved)” se puede situar como un punto de inflexión hacia una resolución más elaborada, menos accesible pero realista, la maduración óptima de una historia que se cuenta sin ningún tipo de tapujos o miedos conceptuales que logra su mayor auge argumental con el potente e inolvidable desenlace. Así como el Réquiem de Mozart, “Pure (Beloved)” es una obra artística revitalizante. Una película accesible y sorprendente, que cala con mas profundidad en futuros visionados.
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