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España España · Los Urrutias
Críticas de Meisser
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Críticas 11
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
17 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emotiva película, si bien demasiado corta, donde muestran una relación en un estadio calmado de sus vidas, después de 20 años. Todo está asentado ya en la vida de Sam y Tusker. El primero, pianista; el segundo, aunque creo que no se hace explícito, bien podría llamarse “el señor de las estrellas”.

No muestran mucho de los personajes, antes de esa etapa. Ni su relación con el mundo, ni sus heridas, ni lo bueno, ni lo malo... Simplemente puedes escudriñar lo que a partir de ahí sucede. Lo que te muestran en los cortos 90 minutos. Y la verdad que está tratado con tanta delicadeza, que no puedo ponerle ningún pero. Tal vez, el que no durase eternamente y quedarme imbuida en esa bonita relación de amor.

Un entrañable último viaje, en cuatro ruedas, explorando y recordando el pasado. Pasando por donde una vez estuvieron, tratando de traer a la memoria lo que una vez fueron en esos instantes. Muy tierno el momento de ellos frente al lago. Los besos en mitad de la noche por el desvelo a causa de la gran bola que no pueden digerir. De los desencuentros, pero por encima de todo: el amor de verdad.


Sigo en spoilers...
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Meisser
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9
24 de febrero de 2024
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Creamos una vida, ponemos los pilares de nuestra existencia en torno a algo en lo que trabajamos; en el esfuerzo más o menos fructífero está la satisfacción de una vida acorde según lo que creemos. Desarrollamos nuestra carrera profesional con sus más y sus menos, nos enroscamos con alguien con el que la vida se nos hace más fácil, tal vez demasiado anodina en un breve lapso de tiempo. Seguimos construyendo-nos. Junto a otros; frente al espejo cuyo reflejo creemos conocer al ser que tenemos enfrente... Y aún así vivimos ingenuamente pensando que podemos controlar todo. Como si la vida no tuviera un As bajo la manga que te suelta cuando menos te lo esperas, cuando creías que ningún sobresalto era posible en la calmada atalaya desde la que te instalas cuando ya estás de vuelta de casi todo en la vida.. Y eso le pasó a Stephen.

En esta película, el protagonista es el deseo. Ese despertar que parece borrar de un plumazo todo lo que has vivido antes. Que ni valores, ni ética. Eso que te ciega, que no te permite pensar, dormir, comer con tranquilidad.. tu cabeza, tu cuerpo, tu ser, vuela junto a la fuente de ese deseo. Y eso es lo que le sucede al Doctor Fleming; se enciende en los más profundo de su parte más primitiva una llamarada tras ver a la sensual y melancólica Juliette Binoche, Anna. Como punto negativo diría que el comienzo de este enredo parece más propio de una cita Tinder que de algo más real, (visto con los ojos de 30 años después del estreno) no hubiera hecho falta mucho para introducir la relación con algo más de sutileza, porque se devoran con la mirada desde el primer encuentro y a mí me resulta algo forzado. Solo en la primera escena. Luego ya todo fluye de una forma extraordinaria.

En una ocasión el doctor le dice "tienes que ser mía", cuando realmente él es el que está totalmente, perdidamente y locamente entregado a ella. O más bien a lo que despierta ella en él. Qué desgarrador y a la vez erótico resulta ver las imágenes más tórridas, cuando ves esa necesidad de fusión para con el otro, esa danza salvaje que precede a la unión total con quien te atormenta pero te prende de tal manera, que es imposible no acabar quemándose. Ese cierto acercamiento violento en los encuentros sexuales como manifestación de la desesperación que siente él por ser un títere del deseo. Perseguirla, someterte a su fuego, "compartirla" con tu hijo, traicionar tu matrimonio y enturbiar tu vida con la mentira ... Qué difícil es actuar estoicamente cuando un sentimiento así te arrolla por completo.

Por otro lado, el personaje de Anna es demasiado frío, no sé si visto desde un hermetismo consecuencia de las heridas que arrastra, o fruto de ser demasiado calculadora. No termino de entender cuál de las 2 es. Pero esa mirada desde la melancolía, el abandono de la figura del hermano, la primera aparición tan directa hacia el doctor, esa comedida manifestación de afecto como si disfrutara de saberse capaz de controlar ese deseo que siente por Stephen, cuando él esta claro que no puede. Tendría que volver a verla para aclararme un poco.
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Meisser
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7
3 de diciembre de 2023
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La Tabla Periódica de los Elementos debe ser la guía de cabecera para los apasionados de la química. Donde cada uno de sus elementos básicos entrañan una historia asombrosa en cuanto a vida y descubrimiento de sus tantos autores. En este biopic, corto y con demasiados eventos aglutinados no muy acertadamente, una joven llamada Marya Sklodowska proviene de alguna zona entre Rusia, Prusia y Austria en la actual Varsovia. Alguien cuya vida me resulta apabullante por muchos motivos. Ser mujer. Abrirse camino en la ciencia. Transitar el dolor de quedar viuda. La lucha constante por reafirmarse como alguien adelantado a su época. Y lo era. Claro que lo era.

Einstein, Darwin, Newton, Copérnico, Da Vinci... Genios a los que el momento en el que nacieron se les quedaba pequeño. Mundos que hicieron más memorables tras su aportación infinita y los logros que regalaron a la humanidad. Esta película muestra muchos temas, muchas aristas. Pero especialmente aquel que muestra la inconformidad de lo establecido. La superioridad intelectual de quien está comprometida con su don y cree en su causa, aunque el mundo entero te dilapide por ramera – según el juicio popular del París de principios del S. XX-, vaya.

Esta es una película demasiado corta, ya que trata de contar demasiado, pero no por ello se deben desperdiciar sus aportes. En unos primeros momentos muestra a Marie, soltera, reacia a desarrollar su mundo personal y volcada en la ciencia. Es cuando conoce a Pierre, donde surgirá un amor entre unas mentes privilegiadas, uno de los binomios que mejor nos ha regalado este siglo pasado en el ámbito de la ciencia. Sin detenerse demasiado, se entrevén las desigualdades por ser mujer. Las negativas del mundo a ayudar a unos científicos a buscar ciertos elementos, porque claro, no olvidemos que sin recursos no investigas nada. Y así la ciencia no avanza. Muy gracioso el crowdfunding de la época.

Una vez los resultados se empiezan a ver, los autores reciben premios (solo el varón claro, que las mujeres no van a recibir la llamada desde Suecia). El dilema de patentar o no, el problema de seguir necesitando fondos para ir más allá, se suman también los problemas graves. Los riesgos para la salud que supone estar manipulando gratuitamente cosas que contaminan. Y es que si Marie hubiera sabido esto, no hubiera ido con ampollas de radio en los bolsillos como si de un Tamagotchi se tratara, ni Pierre se lo estuviera pegando a la muñeca. La cual desintegró por completo. Este es el mensaje que más me llega de todos: lo atrevida que es la ignorancia. Pese a que eran 2 genios, pecaron de ingenuos, "jugar" con algo que no sabes el alcance que tiene. Hacer chocolate, pasta de dientes, trajes (no veas con los emprendedores de la época) de radio, qué fatalidad.. Y eso, enlaza a la perfección con los breves flashes a diferentes momentos de aplicaciones de esto. Desde la bomba en Hiroshima lanzada por el "Enola Gay", al primer niño que recibe radioterapia para atacar procesos tumorales, una exhibición del lanzamiento de una bomba atómica en Nevada como si de un partido de fútbol se tratara, hasta en 1986 en Chernobyl y lo que todos sabemos que pasó por ahí.


Cuando alguien regala algo, cede todo, hasta aquellos usos que no contemplaste y de los que mentes perversas se aprovechan para modular el mundo a su antojo. No es broma. La química puede destrozar el mundo. No es ningún juego. Pero también suceden aplicaciones benévolas. Y es que la Unidad de Radiografía Móvil que apareció en la 1ª Guerra Mundial cambió muchas vidas. Pero claro chica, no te puedes exponer a ello cada día alegremente porque te fríe el cuerpo.

Para aquellos que les apasione la ciencia y crean en ella como progreso de la vida, esta es una película encantadora. Emocionante. Nadie debe permanecer inmune ante tal descubrimiento, al que sus autores les llevó a la muerte. Hace unos años no podíamos saber cómo éramos por dentro. Hoy en día tenemos imágenes de todo tipo. Después de tantos años sigue sin existir una cura contra el cáncer. Pero se puede atacar. Se puede mermar y arrinconar, dividir y combatir. El radio arrasa por donde pasa; se lleva lo malo y también lo bueno. Pero eso es más que nada. La ciencia son pasos pequeños y eso siempre será emocionante. Gracias.

Marie Curie fue una eminencia, recibió 2 premios Nobel, desde la Física y la Química por su aportación al mundo del Radio y el Polonio (en honor a su nación), dio clase en La Sorbonne, un prodigio atormentado desde sus primeros años, una vida llena de dificultades. Encontró al amor de su vida y murió. Tuvieron 2 hijas, Irene y Eve, donde la mayor siguió sus pasos. Su vida, su muerte, su legado son increíbles. Para tener una visión más redonda de la película recomiendo leer su biografía, o simplemente el libro de Rosa Montero "La ridícula idea de no volver a verte", que desarrolla más aspectos de su vida, como el desazón tras la muerte de su marido. Después de morir, en 1995 decidieron trasladarla junto a Pierre al Panteón de París, donde descansan otros adelantados a su época. Siendo la primera mujer en entrar en ese lugar sagrado. Un lugar que hace justicia, a unas vidas entregadas al progreso.
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Meisser
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9
15 de noviembre de 2023
37 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Termino de ver esta película en el cine y no sé dónde tengo el estómago, la rabia, la desazón, el miedo a ir a un pueblo remoto, la pena por el maltrato a los animales. O que, aún tirando de clichés, me ha revuelto como hacía tiempo que ninguna lo hacía.

Saliendo de la sala el primer comentario al respecto de la película que ha llegado a mis oídos por parte de alguien, que podría ser cualquiera, yo, incluso tú, ha sido corto, conciso y claro: me he sentido identificada con ella, inmersa en esa relación de dependencia. Pero la dependencia (mal gestionada y llevada un poco al extremo tan habitual en esta sociedad neurótica), no viene de la nada. Tiene un origen. Surge de algo: la carencia.

Nos relacionamos con el mundo según las carencias con las que partimos. Y que vamos sumando en nuestra mochila. Con las carencias incluso hacemos "negocio", pues yo sacio las tuyas y tú las mías. Aunque sea un ratito. Un contrato implícito que muchos llaman relación (y hasta traen nuevas vidas a este mundo, abanderados desde ese amor). Te doy huevos a cambio de verduras. Pero llevado al ámbito más personal; aquí no se trata de alimentar el cuerpo. Sino el alma. Y paliar la soledad. Esa, que tanto nos mata.

Y no solo Natalia viene con su kit de carencias. No no. Andreas lo dice varias veces, no juzgues tanto cuando no sabes la historia del otro. Y él, también muestra sus carencias. Hasta llora! Hablando de la historia de su madre, y que no solo Nat lo ha pasado mal. (Gran reflexión lanza él, cuando cuestiona su drama, de abandonar un trabajo por no poder soportar el dolor del prójimo... Ella sí podía elegir irse de aquello). Él también tenía carencias y se ofreció arreglar las goteras para solucionarlas ;) . Aunque una relación muy asimétrica, dónde rápidamente se ve quién puede prescindir del otro antes. Y es que un orangután insensible lo va a seguir siendo siempre. No lo vas a cambiar por mucho que le cantes en francés.

Por muy predecibles que sean los personajes secundarios, no deja de dolerte el pellizco de realidad que sientes cuando perpetúan lo que de su rol se espera. Pocos aparecen (no habría muchos más en un pueblo) pero Coixet los muestra estupendamente. El cuñao sabelotodo, que trata de encandilar a la nueva habitante. El repugnante casero que no sabes en qué momento se va a echar encima y su sola presencia te parece vomitiva. El matrimonio de la ciudad con aires de superioridad que te mira por encima del hombro cuando, muy probablemente, caen en las mismas historias de siempre; cuidado a quién le echas el ojo, marido. Ejem , ejem. Y no podía faltar la jovencita del pueblo que si no sube el listón se la llevará cualquier mendrugo.

Gracias Laia, gracias Helsinki, Hugo Silva... Gracias Isabel Coixet, espero no torturarme demasiado cuando quiera descifrar cuánto hay de carencia y cuánto hay de verdad, en las relaciones que me vaya encontrando
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Meisser
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7
6 de noviembre de 2023
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Si obviamos el acento andaluz de algunos personajes que parece hecho por una IA - ahora que está tan de moda-. Queda un largometraje bastante emotivo, al menos para los que somos de lágrima exigente y coraza difícil de saltar, pero que cuando empezamos no paramos. De llorar, digo. Gran parte de culpa es por la banda sonora junto a esos paisajes.

Qué bonitas las tierras bañadas por el imponente sol de verano, dorando las cepas y esperando a desnudar la vid en el momento justo para que ese caldo nos llene los sentidos y de paso nos ponga un poco tontorrones - qué jartá de empinar el codo-. Empolvarse hasta las rodillas de pasear por el campo y doblar el lomo, anhelando la fiesta del año, en el patio del patrón; a ronear se aprende. Y benditos bailes.

Ahora ya en serio: dejando de lado consideraciones morales y tópicos, como que tu mejor amigo - antiguo colega de farras de la urbe- se lie con la mujer de tu vida. Que hagas y dispongas como buen capataz en todo y en todos, hasta con la hermana pequeña, porque el noviete de juventud es un "mal partido". Por cierto, un aplauso para el suegro que huele lo que se cuece en el corazón de su hija.

Dejando de lado todo ese atrezo mejor o peor ubicado y/o justificado, se gesta entre viñedos un amor que no todos tienen la suerte de vivir. Ese amor que sin buscarlo se va posando en cada parte de tu ser, brota por cada poro de tu cuerpo en cada transpiración hasta dejarte sin aire. Ese amor en el que solo respiras si es con ella/él. ¿Y cómo dejarlo escapar?, ¿ y cómo salir indemne de eso? Pues naturalmente que no se puede, ay...

La medida del tiempo es subjetiva, no es lo mismo un minuto con el ser amado, que 6 meses sin él. O toda una vida... Todo lo que venga después de esa experiencia más allá de lo terrenal, se mide con desazón, y por supuesto con una vara de medida muy poco a la altura de lo que le precedió algún día. Porque bien sea en lo alto de un faro, en la playa de noche, en medio de un chaparrón veraniego, en la camioneta o en las largas hectáreas de viñedos, su amor formará parte de tí. Para siempre.
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Meisser
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