Con un elenco emocional más nutrido, temía que la película cayera en un "más no es mejor". En cambio, Kelsey Mann sabe trabajar con ello sin caer en el caos, y la trama logra desarrollarse con nitidez y claridad para el espectador, invitando a prestar atención a los múltiples momentos en que la película nos abre el corazón, y nos hace recordar.

Estamos ante una radiografía humana elaborada con mucho tacto y amor. Excelente secuela que allana el camino a las próximas entregas (¡deseando saber más sobre nostalgia!), pues queda demostrado que mantener la magia original de Inside Out es posible.

La película vuelve a brillar con momentos visualmente muy potentes, pero falla en muchos otros aspectos.
El guión es muy simple, y esa falta de ambición narrativa pesa proporcionalmente a la duración desmedida de la cinta. Esas carencias intentan compensarse con una sobrecarga emocional que evitan que desconectes, a costa de alguna lágrima.
Los personajes están bien desarrollados y, en algún caso, su figura me ha llegado a sorprender positivamente.
En resumen: película con buenas ideas, con fuerza visual pero muy superficial en lo narrativo y excesivamente emocional.