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5.8
10,939
6
16 de octubre de 2022
16 de octubre de 2022
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cerdita es una arriesgado thriller que toma el bullying como punto de partida para narrar la asfixiante pesadilla de Sara, una adolescente acosada por un grupo de chicas a la que se le presenta un dilema...
Un dilema cuando descubre que estas han sido secuestradas por un misterioso defensor que llegará a su vida para ocasionarle más miedos y más dudas. Todo desde un entorno difícil para guardar secretos: su pueblo, que se convierte en un personaje más.
Cerdita, desde el punto de vista técnico, es brillante. Por cómo juega inteligentemente con el sonido y sobre todo con los planos, gran parte de ellos planos detalle que hablan por si solos, acompañado de una buena fotografía.
En cuanto a la historia, no nos cabe duda de que la idea es original, pero cuando llega el nudo de la película empezamos a notar un claro bajón argumental que se intenta arreglar con un clímax, sin embargo, bastante predecible, aunque no deja de ser llamativo.
En cuanto a las interpretaciones, por supuesto destacar la de Laura Galán, que sin palabras es capaz de transmitir con facilidad el terror y el suspense al espectador. Mención especial a la versátil Carmen Machi, que le da una personalidad ideal a su papel en la película.
En resumen, una película que quizás no sorprende tanto después de su cortometraje, pero que se convierte sin duda en una de las mejores de género que se ha hecho en nuestro país en los últimos años y una ópera prima sublime.
Un dilema cuando descubre que estas han sido secuestradas por un misterioso defensor que llegará a su vida para ocasionarle más miedos y más dudas. Todo desde un entorno difícil para guardar secretos: su pueblo, que se convierte en un personaje más.
Cerdita, desde el punto de vista técnico, es brillante. Por cómo juega inteligentemente con el sonido y sobre todo con los planos, gran parte de ellos planos detalle que hablan por si solos, acompañado de una buena fotografía.
En cuanto a la historia, no nos cabe duda de que la idea es original, pero cuando llega el nudo de la película empezamos a notar un claro bajón argumental que se intenta arreglar con un clímax, sin embargo, bastante predecible, aunque no deja de ser llamativo.
En cuanto a las interpretaciones, por supuesto destacar la de Laura Galán, que sin palabras es capaz de transmitir con facilidad el terror y el suspense al espectador. Mención especial a la versátil Carmen Machi, que le da una personalidad ideal a su papel en la película.
En resumen, una película que quizás no sorprende tanto después de su cortometraje, pero que se convierte sin duda en una de las mejores de género que se ha hecho en nuestro país en los últimos años y una ópera prima sublime.

6.9
18,451
7
16 de octubre de 2022
16 de octubre de 2022
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Modelo 77 es una película que no tiene casi nada que envidiarle a las grandes producciones españolas que se han hecho en las últimas décadas. Un brillante drama carcelario, con una excelente fotografía, sonido, banda sonora, vestuario...
Sin olvidar tampoco las buenas interpretaciones de todo su reparto, con un Miguel Herrán estremecedor, un Javier Gutiérrez en su línea y de reparto Fernando Tejero y Jesús Carroza. Especial mención a este último, que conquista la pantalla cada vez que aparece.
Probablemente sea una de las mejores películas basada en hechos reales que se han hecho en España, y está estructurada y contada con el fin de que nos conmueva y nos invite a la reflexión en un contexto, el de dentro, quizás más desconocido.
Tiene escenas llenas de tensión que son visual y dramáticamente muy potentes. Quizás el final se queda a medio gas, teniendo en cuenta la calidad del primer tramo de la película. Aún así, y aunque no es de las mejores que he visto y ni mucho menos la mejor de Alberto, es brutal.
Sin olvidar tampoco las buenas interpretaciones de todo su reparto, con un Miguel Herrán estremecedor, un Javier Gutiérrez en su línea y de reparto Fernando Tejero y Jesús Carroza. Especial mención a este último, que conquista la pantalla cada vez que aparece.
Probablemente sea una de las mejores películas basada en hechos reales que se han hecho en España, y está estructurada y contada con el fin de que nos conmueva y nos invite a la reflexión en un contexto, el de dentro, quizás más desconocido.
Tiene escenas llenas de tensión que son visual y dramáticamente muy potentes. Quizás el final se queda a medio gas, teniendo en cuenta la calidad del primer tramo de la película. Aún así, y aunque no es de las mejores que he visto y ni mucho menos la mejor de Alberto, es brutal.

4.8
822
7
5 de agosto de 2022
5 de agosto de 2022
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Héroes de barrio" es una entretenida comedia familiar que, pese a ser predecible, no deja indiferente a sus espectadores, sobre todo a los futboleros pero, en especial, a las futboleras, a aquellas niñas que les gusta este deporte y que sueñan con ser jugadoras profesionales.
Es una película que encantará a los sevillanos y especialmente a los béticos, pues Luis, padre de Paula, (que es la fan número 1 de Joaquín) hará todo lo posible porque su hija conozca al capitán del Betis después de mentir delante de otro padre que es muy amigo del gaditano.
La llegada del futbolista se hace esperar, pero lo importante es que el proceso es divertido y hace ligero el filme. Pero a ello le sumamos el tono dramático del mismo, que no solo nos hace reír, sino también emocionarnos al exponer buenos valores basados en la familia y la amistad.
Además, respalda al fútbol femenino y alerta a todas aquellas niñas futbolistas que pueden conseguir su sueño por muy duro que sea el camino... y este mensaje, al menos yo, no lo he visto nunca tan remarcado en el cine español hasta ahora, y es bastante importante. Como he dicho, es cierto que es una comedia, pero también te emocionas, pues hay elementos que sientes muy cercanos.
A simple vista no es una gran historia, pero cuando las películas parece que hablan de ti, te acaban gustando más porque te reconoces en la pantalla y porque sabes que lo que se muestra en ella es verídico.
Es una película que encantará a los sevillanos y especialmente a los béticos, pues Luis, padre de Paula, (que es la fan número 1 de Joaquín) hará todo lo posible porque su hija conozca al capitán del Betis después de mentir delante de otro padre que es muy amigo del gaditano.
La llegada del futbolista se hace esperar, pero lo importante es que el proceso es divertido y hace ligero el filme. Pero a ello le sumamos el tono dramático del mismo, que no solo nos hace reír, sino también emocionarnos al exponer buenos valores basados en la familia y la amistad.
Además, respalda al fútbol femenino y alerta a todas aquellas niñas futbolistas que pueden conseguir su sueño por muy duro que sea el camino... y este mensaje, al menos yo, no lo he visto nunca tan remarcado en el cine español hasta ahora, y es bastante importante. Como he dicho, es cierto que es una comedia, pero también te emocionas, pues hay elementos que sientes muy cercanos.
A simple vista no es una gran historia, pero cuando las películas parece que hablan de ti, te acaban gustando más porque te reconoces en la pantalla y porque sabes que lo que se muestra en ella es verídico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Algo curioso y que no me esperaba ha sido la escena poscréditos con la recopilación de chistes de Joaquín. Ha sido maravilloso compartir risas con el resto de la sala. Esta unión de espectadores es algo que solo se puede conseguir dentro de una sala de cine. Este, es uno de los grandes méritos de "Héroes de barrio", por muy simple que parezca el acto...

5.8
39,644
8
26 de julio de 2023
26 de julio de 2023
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Barbie, Greta Gerwig nos presenta claramente dos mundos: Barbieland y el mundo real. O más bien, una parodia de ambos. En Barbieland gobiernan y dominan las Barbies (las mujeres), mientras que los Kens (los hombres) son simples accesorios. En el mundo real, en cambio, dominan los hombres (los Kens) y no las mujeres (las Barbies). En Barbieland todos los premios son para Barbies y en el mundo real las mujeres reciben pocos premios y puestos importantes.
Durante esa primera parte de la película, el contraste entre ambos mundos que se refleja es bastante claro: Greta quiere darle la vuelta a la tortilla. Y lo hace de manera exagerada y quizás estúpida, porque así, solo de forma caricaturesca y burlesca, es posible definir mundos que sencillamente son absurdos por sí mismos. La exageración en este caso es intencionada, porque Greta no defiende ni una cosa ni otra, sino que a través del humor y la sátira pone todos los ingredientes sobre la mesa: en ambos mundos existe desigualdad. Y desde el principio se intuye el destino al que quería llegar con su película: fomentar la igualdad entre hombres y mujeres a través de un mensaje rotundamente feminista. Pero la película no solo se queda en eso, sino que constantemente nos plantea preguntas: ¿Qué es ser mujer? ¿Qué es ser hombre?
Greta nos plantea una pregunta en momentos en los que Barbie ya no sabe qué hacer: si seguir siendo una muñeca o convertirse en una mujer. ¿Pero qué es una mujer? Algo que debemos decidir por nosotras mismas. Y da igual lo que elijamos, porque cualquier opción está bien, que no necesitamos el permiso de nadie y que no existen reglas que cumplir; qué no tenemos por qué ser Barbie o Ken. Que con descubrir quienes somos es suficiente.
La cantidad de detalles tan inteligentes que hay a la hora de representar Barbieland y el comportamiento de las muñecas es increíble: como cuando Barbie se ducha sin agua, bebe de mentira o ese plano de las puntillas después de quitarse los tacones, simulando que alguien la controla porque están jugando con ella. En cuanto a su forma, no solo es destacable el brutal trabajo que se hace en diseño: vestuario, producción, decorados… sino también los recursos narrativos en mi opinión tan acertados que emplea: la sátira, la hipérbole o exageración hasta el punto de convertir una situación real en ridícula o la parodia e imitación burlesca. Pero especialmente resalto la metaficción como autoconciencia; cómo se mezcla realidad y ficción, cómo un personaje real como Barbie está en la ficción o en la realidad dentro de la ficción, así como la autora se incluye como personaje en la ficción, rompiendo constantemente la cuarta pared ya sea con ese recurso metaficcional o con varios chistes.
¿Pero por qué creo que Barbie no es un 10? El ritmo es muy acelerado y llega un punto en que te cuesta procesar la información. La primera hora de la película creo que tiene un ritmo casi perfecto, pero a raíz de que Barbie vuelve a Barbieland en un mundo gobernado por Kens, de repente todo se acelera de una manera que sientes que se te escapan muchas cosas. Por ejemplo, en la escena posterior al monólogo de Gloria, cuando las Barbies están planeando, dicen tantas cosas de repente, se pasan tan rápido “la pelota” de unas a otras, que al final no llegas a entender muy bien cuál es el plan, y las escenas que vienen luego no las sientes coherentes del todo. Hay en general tantos detalles, referencias y chistes en la película de manera constante que a veces, sientes que o te falta contexto o necesitas darle pausa y retroceder para pillarlo todo. Intuyo que es fruto de que la directora quiere contar muchas cosas y no quiere que se le escape nada en una película sobre una marca como Barbie tan amplia y que acumula ya muchos años, experiencia y polémicas. Por eso, sin duda es necesario ver la película más de una vez para disfrutarla al completo.
En conclusión, con Barbie Greta quiere que nos valoremos: que valoremos quienes somos y quienes fuimos, con o sin una Barbie en nuestras manos.
Durante esa primera parte de la película, el contraste entre ambos mundos que se refleja es bastante claro: Greta quiere darle la vuelta a la tortilla. Y lo hace de manera exagerada y quizás estúpida, porque así, solo de forma caricaturesca y burlesca, es posible definir mundos que sencillamente son absurdos por sí mismos. La exageración en este caso es intencionada, porque Greta no defiende ni una cosa ni otra, sino que a través del humor y la sátira pone todos los ingredientes sobre la mesa: en ambos mundos existe desigualdad. Y desde el principio se intuye el destino al que quería llegar con su película: fomentar la igualdad entre hombres y mujeres a través de un mensaje rotundamente feminista. Pero la película no solo se queda en eso, sino que constantemente nos plantea preguntas: ¿Qué es ser mujer? ¿Qué es ser hombre?
Greta nos plantea una pregunta en momentos en los que Barbie ya no sabe qué hacer: si seguir siendo una muñeca o convertirse en una mujer. ¿Pero qué es una mujer? Algo que debemos decidir por nosotras mismas. Y da igual lo que elijamos, porque cualquier opción está bien, que no necesitamos el permiso de nadie y que no existen reglas que cumplir; qué no tenemos por qué ser Barbie o Ken. Que con descubrir quienes somos es suficiente.
La cantidad de detalles tan inteligentes que hay a la hora de representar Barbieland y el comportamiento de las muñecas es increíble: como cuando Barbie se ducha sin agua, bebe de mentira o ese plano de las puntillas después de quitarse los tacones, simulando que alguien la controla porque están jugando con ella. En cuanto a su forma, no solo es destacable el brutal trabajo que se hace en diseño: vestuario, producción, decorados… sino también los recursos narrativos en mi opinión tan acertados que emplea: la sátira, la hipérbole o exageración hasta el punto de convertir una situación real en ridícula o la parodia e imitación burlesca. Pero especialmente resalto la metaficción como autoconciencia; cómo se mezcla realidad y ficción, cómo un personaje real como Barbie está en la ficción o en la realidad dentro de la ficción, así como la autora se incluye como personaje en la ficción, rompiendo constantemente la cuarta pared ya sea con ese recurso metaficcional o con varios chistes.
¿Pero por qué creo que Barbie no es un 10? El ritmo es muy acelerado y llega un punto en que te cuesta procesar la información. La primera hora de la película creo que tiene un ritmo casi perfecto, pero a raíz de que Barbie vuelve a Barbieland en un mundo gobernado por Kens, de repente todo se acelera de una manera que sientes que se te escapan muchas cosas. Por ejemplo, en la escena posterior al monólogo de Gloria, cuando las Barbies están planeando, dicen tantas cosas de repente, se pasan tan rápido “la pelota” de unas a otras, que al final no llegas a entender muy bien cuál es el plan, y las escenas que vienen luego no las sientes coherentes del todo. Hay en general tantos detalles, referencias y chistes en la película de manera constante que a veces, sientes que o te falta contexto o necesitas darle pausa y retroceder para pillarlo todo. Intuyo que es fruto de que la directora quiere contar muchas cosas y no quiere que se le escape nada en una película sobre una marca como Barbie tan amplia y que acumula ya muchos años, experiencia y polémicas. Por eso, sin duda es necesario ver la película más de una vez para disfrutarla al completo.
En conclusión, con Barbie Greta quiere que nos valoremos: que valoremos quienes somos y quienes fuimos, con o sin una Barbie en nuestras manos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En el mundo real las cosas no son como en Barbieland y Barbie es cada vez menos la Barbie del mundo perfecto donde provenía. El hecho de que su dueña no sea una niña, sino una madre que una vez fue niña nos da ya pistas de por qué y en concreto para quién ha hecho Greta esta película. Aquí es cuando entra en acción Gloria, una mujer que está recordando su pasado, que tiene pensamientos distintos a los que tenía cuando era niña y que por eso cambia Barbie. En mi opinión, Gloria es una personificación de Greta Gerwig. Porque del mismo modo que Gloria ha vuelto a recordar y recuperar a sus Barbies, que ha visto que hay otra historia que contar y un mensaje que transmitir, Greta también lo ha hecho escribiendo esta película. Ese monólogo del personaje interpretado por America Ferrera lógicamente está escrito por Gerwig; en Gloria no vi a Gloria inspirando a las Barbies con su discurso, sino a Gerwig inspirándonos a nosotras con su película. Del mismo modo, su hija es una niña que ha dejado de jugar y de creer en las Barbies, como quizá yo, como quizá cualquier mujer adulta ya haya hecho alguna vez en su vida, ahí entramos en juego nosotras como espectadoras. Acompañamos en ese viaje “a Greta” y ella nos transmite que Barbie sigue siendo importante porque forma parte de nuestros recuerdos y porque somos lo que somos porque alguna vez fuimos felices con ella.
Greta rompe la cuarta pared y empezamos a entender quienes somos; qué es ser una mujer, a través de una serie de imágenes de un bebé, una madre, una niña riendo, jugando, grabándose, saltando a la piscina, soplando las velas, tirándose en paracaídas, maquillándose, bailando… Aquí es donde de repente se muestran imágenes con las que sentirnos identificadas; aquí es donde Greta nos hace protagonistas. Realmente valoro cuando siento que me veo en la pantalla, de algún modo identificada y sin duda este instante ha sido en mi opinión el más especial de todos.
Este final con Ruth era también uno de los objetivos de Greta con esta película aparte de todo lo anterior: reunir creadora y personaje. Qué bonita es esa escena en la que ambas se agarran la mano y se conectan para proyectar lo que han conseguido juntas. Esos momentos de felicidad de niñas y niños que una vez fueron guionistas de historias, encerrados en sus cuartos, ya sea con una casa o una caravana de juguete y con varios muñecos que hacían de personajes de sus historias. Ese homenaje y ese agradecimiento que hace a sencillamente la mujer con la que empezó la idea es maravilloso, como también hizo con Louisa May Alcott en ese plano final de Mujercitas en que Jo agarra su libro y nos mira con una sonrisa. Algo interesante de la película Barbie es que también se hace esa misma pregunta a los hombres, a los Kens que después de haber conocido lo que se supone que tienen que hacer, se dan cuenta de que no están obligados a ser algo que no son: solo Kens.
También, por último, cabe resaltar cómo claramente se identifican constantes referencias a películas: desde Grease (actuaciones musicales y estereotipos) Matrix (quedarse en Barbieland o ir al mundo real), La Historia Interminable (cuando las niñas dejan de creer en la fantasía) o incluso Toy Story (¿no os recuerda Barbie rara a los juguetes de ese niño malvado de Toy Story 2?). El más inteligente para mí es, quizás, la entrada de la película y esa increíble imitación de 2001.
Greta rompe la cuarta pared y empezamos a entender quienes somos; qué es ser una mujer, a través de una serie de imágenes de un bebé, una madre, una niña riendo, jugando, grabándose, saltando a la piscina, soplando las velas, tirándose en paracaídas, maquillándose, bailando… Aquí es donde de repente se muestran imágenes con las que sentirnos identificadas; aquí es donde Greta nos hace protagonistas. Realmente valoro cuando siento que me veo en la pantalla, de algún modo identificada y sin duda este instante ha sido en mi opinión el más especial de todos.
Este final con Ruth era también uno de los objetivos de Greta con esta película aparte de todo lo anterior: reunir creadora y personaje. Qué bonita es esa escena en la que ambas se agarran la mano y se conectan para proyectar lo que han conseguido juntas. Esos momentos de felicidad de niñas y niños que una vez fueron guionistas de historias, encerrados en sus cuartos, ya sea con una casa o una caravana de juguete y con varios muñecos que hacían de personajes de sus historias. Ese homenaje y ese agradecimiento que hace a sencillamente la mujer con la que empezó la idea es maravilloso, como también hizo con Louisa May Alcott en ese plano final de Mujercitas en que Jo agarra su libro y nos mira con una sonrisa. Algo interesante de la película Barbie es que también se hace esa misma pregunta a los hombres, a los Kens que después de haber conocido lo que se supone que tienen que hacer, se dan cuenta de que no están obligados a ser algo que no son: solo Kens.
También, por último, cabe resaltar cómo claramente se identifican constantes referencias a películas: desde Grease (actuaciones musicales y estereotipos) Matrix (quedarse en Barbieland o ir al mundo real), La Historia Interminable (cuando las niñas dejan de creer en la fantasía) o incluso Toy Story (¿no os recuerda Barbie rara a los juguetes de ese niño malvado de Toy Story 2?). El más inteligente para mí es, quizás, la entrada de la película y esa increíble imitación de 2001.

5.4
256
4
12 de noviembre de 2022
12 de noviembre de 2022
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La interesante escena inicial nos plantea un fenómeno científico concreto: el efecto umbral, ese momento en que una persona, cuando entra a una habitación o atraviesa una puerta con un propósito determinado, olvida lo que iba a hacer. El hecho de iniciar Inmotep planteando una situación extraña pero que posiblemente le haya pasado a cualquiera, le otorga realidad a la fantasía y precisamente el film nos cuestiona esto mismo. A su vez, establece un contacto directo e inmediato con el espectador. Unido ello a imágenes de ruinas de una casa grabados de forma casera y patosa que acaban produciendo cierta asfixia en el espectador. Nos presenta, a fin de cuentas, una pesadilla hecha en imágenes y nos da pistas de todo lo que vamos a ver a continuación.
Inmotep tiene un estilo sutil y diferente que no es para todos los públicos. Es un claro ejemplo de cine experimental que se caracteriza por no recurrir a los elementos cinematográficos tradicionales que el espectador tradicional está acostumbrado a encontrarse en una película. Por ejemplo, el hecho de carecer de diálogos y usar durante casi toda la película música de fondo que se convierte en una narradora más. Esta decisión es en sí un reto, no solo para el director (que debe ser capaz de contar tan solo con imágenes una historia), sino también para el propio espectador, que se ve obligado a imaginarse lo que está ocurriendo.
Al fin y al cabo, es un recurso experimental, nada habitual, pero que le da bastante personalidad y obliga al que está detrás de la pantalla a participar constantemente durante el visionado. Asimismo, la sucesión de imágenes, pese a la inexistencia de los diálogos, acaban por contar algo, aunque sea difícil de seguir para el espectador. Un espectador que fácilmente se puede sentir tanto aburrido como interesado.
El comienzo es potente y atrayente, pero llega un momento de Inmotep que empiezan a aparecer elementos narrativos en la historia realmente confusos y que no tienen ningún sentido en lo que aparentemente nos estaban intentando contar. Llegado un momento te preguntas: ¿Qué es lo que estoy viendo realmente? Son instantes, la mayoría cómicos, que no concuerdan con la intriga generada inicialmente y que te acaban resultado verdaderamente raros. Se pasa impulsivamente de una cosa a otra totalmente distinta y no hay un equilibrio narrativo, algo, para mi gusto, esencial en una película. Al final, lo que esto provoca es que lo que al principio te parecía interesante se acaba convirtiendo en un cúmulo de escenas sin sentido que no aportan casi nada.
Otro aspecto en mi opinión negativo cinematográficamente hablando es la composición de los planos. Visualmente son pobres, en ocasiones con una excesiva exposición, supongo que intencionada para crear ese efecto de ensoñación, pero que llegan a molestar. No obstante, su uso acabamos entendiendo que es un elemento de identidad en la historia distópica que se cuenta. Una historia con un final que, pese al atrevimiento del director, se siente escasa para todo el esfuerzo que ha tenido que hacer el espectador para llegar a comprenderla.
En conclusión, de Inmotep hay que destacar un estilo realmente llamativo, experimental y diferente que nada concuerda con un inicio impactante y atrayente. El intento, sin embargo, es bueno para ser una película de bajo presupuesto. Intento que espero que se siga repitiendo en un director que promete continuar experimentando con todo lo que se le pase por la cabeza.
Inmotep tiene un estilo sutil y diferente que no es para todos los públicos. Es un claro ejemplo de cine experimental que se caracteriza por no recurrir a los elementos cinematográficos tradicionales que el espectador tradicional está acostumbrado a encontrarse en una película. Por ejemplo, el hecho de carecer de diálogos y usar durante casi toda la película música de fondo que se convierte en una narradora más. Esta decisión es en sí un reto, no solo para el director (que debe ser capaz de contar tan solo con imágenes una historia), sino también para el propio espectador, que se ve obligado a imaginarse lo que está ocurriendo.
Al fin y al cabo, es un recurso experimental, nada habitual, pero que le da bastante personalidad y obliga al que está detrás de la pantalla a participar constantemente durante el visionado. Asimismo, la sucesión de imágenes, pese a la inexistencia de los diálogos, acaban por contar algo, aunque sea difícil de seguir para el espectador. Un espectador que fácilmente se puede sentir tanto aburrido como interesado.
El comienzo es potente y atrayente, pero llega un momento de Inmotep que empiezan a aparecer elementos narrativos en la historia realmente confusos y que no tienen ningún sentido en lo que aparentemente nos estaban intentando contar. Llegado un momento te preguntas: ¿Qué es lo que estoy viendo realmente? Son instantes, la mayoría cómicos, que no concuerdan con la intriga generada inicialmente y que te acaban resultado verdaderamente raros. Se pasa impulsivamente de una cosa a otra totalmente distinta y no hay un equilibrio narrativo, algo, para mi gusto, esencial en una película. Al final, lo que esto provoca es que lo que al principio te parecía interesante se acaba convirtiendo en un cúmulo de escenas sin sentido que no aportan casi nada.
Otro aspecto en mi opinión negativo cinematográficamente hablando es la composición de los planos. Visualmente son pobres, en ocasiones con una excesiva exposición, supongo que intencionada para crear ese efecto de ensoñación, pero que llegan a molestar. No obstante, su uso acabamos entendiendo que es un elemento de identidad en la historia distópica que se cuenta. Una historia con un final que, pese al atrevimiento del director, se siente escasa para todo el esfuerzo que ha tenido que hacer el espectador para llegar a comprenderla.
En conclusión, de Inmotep hay que destacar un estilo realmente llamativo, experimental y diferente que nada concuerda con un inicio impactante y atrayente. El intento, sin embargo, es bueno para ser una película de bajo presupuesto. Intento que espero que se siga repitiendo en un director que promete continuar experimentando con todo lo que se le pase por la cabeza.
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