Un día después del estreno de Oppenheimer fui al cine con la ilusión y los nervios propios de ver la nueva creación de uno de los mejores directores de la historia, aunque esta vez las expectativas eran más bajas debido a la decepción que me causó la anterior película (Tenet) donde Nolan nos invita a jugar un partido, pero al poco de empezar el juego se lleva la pelota a casa.

Como pasa con todas las películas de este director, su visualización requiere una especial atención a los saltos temporales y datos que nos van contando los personajes durante toda la película, y Oppenheimer no es una excepción. La película cuenta dos tramas interesantes durante toda la película, con una imagen bonita y unas actuaciones espléndidas.

Se trata de una muy buena película en todos los aspectos, sería difícil sacar algún fallo, únicamente le falta una cosa, que es lo que diferencia las buenas películas de las grandes, y eso es emocionar al espectador. Como digo, al salir del cine tuve la sensación de ver una buena película pero no una película que vaya a marcar a los espectadores, como sí consiguió este director con películas anteriores.

Está claro que el tener que contar una historia real y no poder dar rienda suelta a la imaginación limita al director a la contención de unos sucesos que le impiden dar más de sí, y es ahí donde está el techo de esta película.

Al principio pensaba que había que reconocerle a esta película el mérito de una gran promoción y cómo ha sido capaz de mover a las masas para ir al cine, pero cuando te das cuenta de que sus dos protagonistas son dos de las caras más conocidas y aclamadas por el público de la actualidad, y el tema es algo tangente a tantas generaciones, no parece algo destacable.

De esta película me quedo con la imagen (lo mínimo que se le puede pedir a una temática como ésta), las buenas actuaciones de sus dos protagonistas, y también las de Will Ferrel y Michael Cera con dos personajes que controlan a la perfección.

Como punto negativo diría que es una película que no destaca en nada, se me queda corta como crítica a la sociedad todavía patriarcal en la que vivimos, y tampoco el tema humorístico/satírico es algo a destacar, salvo dos sonrisas contadas durante las dos horas que dura.

Si por algo destaca es por emplear el manido tema de tener que ir a otro mundo para salvar el tuyo, por eso es una película de Marvel teñida de rosa, por eso y por haber recaudado una buena cantidad de millones a cambio de dar al espectador estímulos visuales y una historia paupérrima.

Se me ocurren muchas analogías para expresar lo que me pareció esta película, y como alguna de ellas es un poco grosera, usaré una que no ofenda a nadie: es un pan sin sal.

Ni siquiera el intento de impactar con la escena inicial hace que me enganche a la trama. Son tres horas de película que ves relativamente cómodo, y cuando acabas te sientes indiferente. No hay nada malo en esta película de Damien, tampoco nada especialmente bueno, como si que nos mostró en sus anteriores trabajos.

El reparto obliga a verla, y en ese sentido se puede apreciar un gran trabajo de sus protagonistas, una pena que las buenas noticias se queden ahí.

Como dijo Salvador Dalí: “ Que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mí”. En un tiempo nadie hablará de esta película.