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España España · Madrid
Críticas de Áralan
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Críticas 84
Críticas ordenadas por utilidad
8
18 de abril de 2010
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se acaba el último episodio de la primera temporada de Spartacus: «Matadlos a todos», donde el subtítulo «sangre», que inundaba antes todo, cobra pleno sentido.
La serie empieza sin cortarse: sexo explícito homosexual y heterosexual, acepciones con poco significado entonces y del cual abusan a ratos (abstenerse mojigatos); violencia por un tubo que está exagerada (abstenerse moralistas que creen que ciertas cosas no deben mostrarse), ambientación histórica a ratos (P. ej: los gladiadores entrenados no morían en el porcentaje que mueren aquí porque le costaban al lanista un dineral entrenarlos y mantenerlos -abstenerse los que, por ejemplo, crean que Terrence Malick filmó una guerra como era en La delgada línea roja o que piensen que Haeneke sabe de lo que habla en La cinta blanca, cuya base en un idiotez histórica sobresaliente, y los que les encanten los ejercicios intelectuales de pacotilla de gafapasta que parecen saber de lo que hablan solo porque hablan bien y, finalmente, abstenerse también los que crean que por ser de bajo presupuesto y/o europea y/o y critique el sueño americano, el producto tiene que ser bueno por definición-). Vemos también romances a tutiplén con unos pibones de impresión, intriga y venganza con unos diálogos y una trama que empezaron regulares, siguieron malos, mejoraron bastante y terminaron con bastante dignidad, ganando en matices hasta, literalmente, dejarte en suspenso y deseoso de saber qué ocurrirá luego.
Esto es ficción, no Historia. Se busca entrentener, no educar. Es curioso observar, por ejemplo, cómo si Tarantino mata a Hitler, a Goebbles, a Göering, a Himmler y a su santa madre en un cine es una obra de arte, pero si las superproducciones se toman otras libertades, son una guilipollez aptas solo para lerdos.
Dejemos a los creadores libertad. El realizador quiere atraparte en su mundo, embaucarte con su estética, con su forma de narrar. Otros dicen que el arte es asentir a lo que una élite dice que es arte: los críticos profesionales (esos que cobran por hablar de lo que otros hacen y ellos son incapaces de imaginar o, como dijo alguien, esos parásitos que son una mala mezcla de directores frustrados y pésimos escritores... y que cobran por serlo). Esta serie, conmigo, lo ha conseguido: te lleva donde ella quiere, cuenta el tema que quiere a su manera, como me ocurrió con las andanzas de Tito Pullo y Lucio Voreno en «Roma» -siendo esta magistral-. No sé si arte y dudo que nadie lo sepa, pero no busco un ejercicio intelectual. Busco entretenimiento. Nadie sabe que impelió a Espartaco a iniciar su rebelión, pero esta historia te la puedes llegar a creer en muchas partes. No aspira a ser arte ni Historia, solo quiere contarte una historia a su manera: con sangre, con sexo, con violencia y todo llevado a lo que hoy consideramos extremos para lo que la mojigata televisión (salvo por Los Tudor, Roma y algunas contadas más) nos tiene acostumbrados.
Bien por ella y que siga así. Y mejor.
Áralan
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7
30 de noviembre de 2016
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una serie pensada para pasar un rato agradable.
Aunque la apariencia física del protagonista al principio parezca frágil con esa faz aniñada, diez minutos bastan para olvidarse de ese pequeño detalle gracias a una correcta interpretación y una trama bien llevada, que es donde reside toda la gracia de la seire. La dinámica de personajes y sus interacciones están bien ejecutadas (pese al eterno tópico de la mujer del ex marine que está en casa y cuida de la niña, por muy dura que sea), nada chirría demasiado y el ritmo alterna muy bien la acción con momentos más pausados que te permite disfrutar de las siguientes escenas de acción. Además de acción, tenemos conspiración, donde no hay buenos ni malos, pues aquí no es Ameríca-heroína vs todos los demás-villanos, tenemos una construcción de personajes de lo más correcta y unos finales de capítulo que, por lo menos a mí, me dejan con ganas de saber qué va a ir pasando (por más que puedas imaginarlo si has visto la película).
Por supuesto esto es un serie basada en un película que, a su vez, está basada en un libro. Y me importa un bledo la anterior película y el libro en el que se basa. Enciendo la televisión, el disco duro y a disfrutar de una serie que en mi mente es nueva y original. La veo y la sigo viendo. Termina un capítulo y enchufo el siguiente. El tiempo pasa volando. Buena señal. Muy agradable de ver, te deja con ganas de más y muy, muy, muy entretenida.
Por si os sirve de guía.
Besos y quesos.
Áralan
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9
18 de diciembre de 2009
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Mi invento no es para venderlo. Puede ser explotado durante algún tiempo como curiosidad; aparte de eso, no tiene ningún futuro comercial».
Y parece ser que lo dijo un tal Auguste Lumière, co-descrubridor del proyector cinematográfico.

Avatar... Avatar... Avatar.
James Cameron, con esta películón, desdice completamente al ingenuo de Auguste. Ni en los sueños más delirantes de los Lumière pudiera haberse fraguado este prodigio. Es maravillosa, deslumbrante, con fotogramas de una belleza inenarrable y de una imaginación tan prodigiosa que ni todos los que estamos aquí criticando juntitos se nos podrían haber ocurrido. Una película que se verá una y otra vez, de la que la gente hablará, una gran historia, en definitiva, que son las que suelen quedar, las que perduran. A Titanic en su día se la pusieron verde, sí, pero es una película que todo el mundo recuerda, incluso quienes la hundieron en los oceános de su memoria hace 12 ó 13 años.
No es una película de personajes (Sam Worthington parece que sigue en Terminator) y no es una película de guión. James Cameron, de hecho, casi nunca ha sido un director que primara el guión y, aún así, todas se han defendido solitas como casi ninguna en el lenguaje del cine: el visual. ¿Que puede recordarnos a «Bailando con lobos» -e incluso a «Pocahontas»-, algunos movimientos estratégicos a «El retorno del rey» y los zooms bélicos a «Star Wars» II? Sí. Y una de las naves nos puede recordar al Columbia y la otra a una de las de Alien's, pero eso no te hará cerrar la boca, parpadear ni dejar de emocionarte ni de sentir que aunque hayas visto esta historia muchas veces en otras partes, posee personalidad propia y, de muchas maneras, es completamente distinta; tampoco evitará que aunque James Horner se «autoplagie» la partitura de Titanic, la música sea una delicia y ponga el alma en su punto (mientras escribo, estoy escuchando su estupenda «Becoming One Of The People, Becoming One With Neytiri»).
Ahí quedará para siempre la inigualable noche bioluminiscente pandoriana, todo un regalo para la vista, su fauna y su flora y, sobre todo, esa sensación de haber visto algo bello, abrumador, irreal y que olvidabas en muchos momentos que lo era, algo que no deseabas que terminase pero que ha pasado en un suspiro y que volveré a ver en 3D para absorber los muchos detalles artísticos que se me han escapado.
Gracias James Cameron, por hablar tan poco fuera de la pantalla, por currar como curras y por hacer lo que haces. Sigue haciendo cine (y olvida tus documentales, coño).

P.D: Hacía tiempo que no veía ambiente de cine en el cine. Hacía años que no veía a la gente tan ansiosa antes de la proyección, tan callada y quieta durante 160 minutos y, sobre todo, hacía 10 años que no veía aplaudir en la sala y las charlas tan animadas post proyección; empero en los últimos meses ya lo he visto 2 veces: con «Ágora» (una cuarta parte de la sala) y con esta (las 3/4 partes de la sala durante más de 30").

Disfrutadla.
Áralan
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7
6 de mayo de 2018
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo es hasta el punto de que no son menos de diez los flashbacks que hace a las películas.

Los puntos fuertes que tiene la serie son que huye de maniqueísmos. Recoge a los personajes en un punto de su vida adecuado y los trata con claroscuros. No se decanta éticamente por ninguno, sea adulto o adolescente; que retoma la idea de que a través del karate (del deporte en general) la gente puede superar sus problemas, sus traumas y en el equipo o en un maestro encontrar algo que le haga superarse; que una vez salido del grupo y de la psicología de frikis, raritos, marginados, el tener el poder te puede convertir en otro acosador (volvemos a lo de esquivar el maniqueísmo); que de vez en cuando se autoparodia y autohomenajea con muy buen gusto y que tiene en el personaje de William Zabka un personaje políticamente incorrecto con el que de vez en cuando te ríes, amén de que han cerrado esta temporada bien, queriendo saber qué va a pasar en la siguiente.

Lo malo que tiene es que la interpretación de Ralph Macchio deja bastante que desear. Afortundamente, los secundarios salvan los papeles en este sentido; que las coreografías de lucha están pésimamente filmadas e intepretadas, sobre todo en la competición del último capítulo; que hay muchos secundarios que no aportan apenas nada a la historia y que adolece de una producción que hubiera hecho subir enteros, amén de que el guion se podría haber mejorado.

En definitiva, a mí me ha gustado como ejercicio nostálgico pero no podemos decir (todavía) que estamos ante una serie magnífica. Es correcta en sí misma pero muy buena al recordar glorias cinematográficas pasadas, que es lo que te hace emocionalmente subir la calificación de este viaje al pasado-presente.

Espero que os guste mucho.
Creo que la disfrutaréis.
Áralan
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10
6 de agosto de 2010
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salvando las distancias, a Inception le pasará como le pasó a Avatar: que la pondrán verde y la encontrará defectos gente que ni en sueños se le habría ocurrido algo como a Cameron o Nolan.
(Aquí estoy comparando una cualidad concreta, no equiparando, a ver si se entiende lo que quiero decir).
Pero claro, cada cual que piense lo que quiera.
A mí, particularmente, Inception me ha parecido un peliculón. Me ha parecido un peliculón por muchas y variadas razones:
-La puesta en escena es perfecta con unos efectos especiales realistas, nada exagerados y coherentes con la historia que cuenta.
-La historia es cojonuda y original. Aunque se haya entrado ya en lo onírico en el cine muchas veces, aunque algún efecto especial recuerde a según qué películas, crea un mundo propio, una lógica propia y te olvidas de los antecedentes enseguida. Consigue lo que el artista quiere: meterte en su universo.
-Las actuaciones son todas excelentes, desde Di Caprio hasta el último. Nolan, de nuevo, ha sabido dar el tono correcto a cada cual.
-Aunque la banda sonora no tiene identidad propia fuera de pantalla, es completamente coherente con la historia que nos narra y las emociones que desea transmitir.
-El ritmo no decae en ningún momento. Ya sea por la presentación circular, por la explicación de la lógica de los sueños, por la preparación del plan y su ejecución, el ritmo va creciendo y haciéndose más intenso hasta el final. Más de una vez tienes que recordarte que debes cerrar la boca.
-Tiene escenas memorables que se recodarán siempre (el hotel en gravedad 0, la caída de la camioneta, la escena final, el tren, la ciudad en movimiento, el juego de espejos...).
-Conjuga perfectamente reflexiones y acción, emociones y trhiller.
-Termina como debe terminar (para mí), y no soy de lo que les gustan los finales abiertos.
-Y más.

En resumen, una película perfecta que con cada nuevo visionado, no perderá un ápice de emoción. E incluso puede que se vayan descubriendo nuevas cositas.
Como digo en el título, no os la perdáis.
Áralan
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