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España España · Madrid
Voto de Áralan:
9
Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres ... [+]
18 de diciembre de 2009
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Mi invento no es para venderlo. Puede ser explotado durante algún tiempo como curiosidad; aparte de eso, no tiene ningún futuro comercial».
Y parece ser que lo dijo un tal Auguste Lumière, co-descrubridor del proyector cinematográfico.

Avatar... Avatar... Avatar.
James Cameron, con esta películón, desdice completamente al ingenuo de Auguste. Ni en los sueños más delirantes de los Lumière pudiera haberse fraguado este prodigio. Es maravillosa, deslumbrante, con fotogramas de una belleza inenarrable y de una imaginación tan prodigiosa que ni todos los que estamos aquí criticando juntitos se nos podrían haber ocurrido. Una película que se verá una y otra vez, de la que la gente hablará, una gran historia, en definitiva, que son las que suelen quedar, las que perduran. A Titanic en su día se la pusieron verde, sí, pero es una película que todo el mundo recuerda, incluso quienes la hundieron en los oceános de su memoria hace 12 ó 13 años.
No es una película de personajes (Sam Worthington parece que sigue en Terminator) y no es una película de guión. James Cameron, de hecho, casi nunca ha sido un director que primara el guión y, aún así, todas se han defendido solitas como casi ninguna en el lenguaje del cine: el visual. ¿Que puede recordarnos a «Bailando con lobos» -e incluso a «Pocahontas»-, algunos movimientos estratégicos a «El retorno del rey» y los zooms bélicos a «Star Wars» II? Sí. Y una de las naves nos puede recordar al Columbia y la otra a una de las de Alien's, pero eso no te hará cerrar la boca, parpadear ni dejar de emocionarte ni de sentir que aunque hayas visto esta historia muchas veces en otras partes, posee personalidad propia y, de muchas maneras, es completamente distinta; tampoco evitará que aunque James Horner se «autoplagie» la partitura de Titanic, la música sea una delicia y ponga el alma en su punto (mientras escribo, estoy escuchando su estupenda «Becoming One Of The People, Becoming One With Neytiri»).
Ahí quedará para siempre la inigualable noche bioluminiscente pandoriana, todo un regalo para la vista, su fauna y su flora y, sobre todo, esa sensación de haber visto algo bello, abrumador, irreal y que olvidabas en muchos momentos que lo era, algo que no deseabas que terminase pero que ha pasado en un suspiro y que volveré a ver en 3D para absorber los muchos detalles artísticos que se me han escapado.
Gracias James Cameron, por hablar tan poco fuera de la pantalla, por currar como curras y por hacer lo que haces. Sigue haciendo cine (y olvida tus documentales, coño).

P.D: Hacía tiempo que no veía ambiente de cine en el cine. Hacía años que no veía a la gente tan ansiosa antes de la proyección, tan callada y quieta durante 160 minutos y, sobre todo, hacía 10 años que no veía aplaudir en la sala y las charlas tan animadas post proyección; empero en los últimos meses ya lo he visto 2 veces: con «Ágora» (una cuarta parte de la sala) y con esta (las 3/4 partes de la sala durante más de 30").

Disfrutadla.
Áralan
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