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8
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6.4
1,051
Comedia. Drama
Palermo, 1969. Arturo es concebido mientras en esa misma calle un grupo de mafiosos lleva a cabo una de las matanzas más sangrientas de la Cosa Nostra. A partir de ese momento, la vida de Arturo se cruzará con la de mafiosos, policías y jueces en una especie de "Forrest Gump a la siciliana". (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2014
5 de junio de 2014
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto es una especie de Forrest Gump a la italiana: a través de los ojos de un niño somos espectadores de la historia real de la mafia en Palermo en los últimos 30 años. Con escenas sacadas de telediarios de la época de atentados y duelos, e insertadas con mucha habilidad en los devaneos amorosos de la infancia del protagonista.
Tiene las formas de la comedia, pero no se engañen: las carnicerías son reales. Para meditar, porque los hechos dan para muchas reflexiones sobre la extensión y profundidad del mal que afecta a esa sociedad.
Como película en realidad está bien a secas: un seis o un siete siendo generosos. Historia simple, actores eficaces, ritmo sostenido. Como documento no tiene precio. De una forma engañosamente civilizada, nos acerca sin estridencias a un precipicio de corrupción social sin parangón. Y no nos mete de lleno porque si lo hiciera la gente saldría asqueada hasta la náusea, y lo que es peor, incrédula.
El mal no es un individuo, personificado en este filme en un Totó Riina retardado.
Es una sociedad podrida hasta el tuétano.
Tiene las formas de la comedia, pero no se engañen: las carnicerías son reales. Para meditar, porque los hechos dan para muchas reflexiones sobre la extensión y profundidad del mal que afecta a esa sociedad.
Como película en realidad está bien a secas: un seis o un siete siendo generosos. Historia simple, actores eficaces, ritmo sostenido. Como documento no tiene precio. De una forma engañosamente civilizada, nos acerca sin estridencias a un precipicio de corrupción social sin parangón. Y no nos mete de lleno porque si lo hiciera la gente saldría asqueada hasta la náusea, y lo que es peor, incrédula.
El mal no es un individuo, personificado en este filme en un Totó Riina retardado.
Es una sociedad podrida hasta el tuétano.