Balagueró y Plaza cogen al toro por los cuernos y se lanzan de cabeza a la piscina.

Una vez perdido el efecto regomello del original, la secuela se vuelve hard cual peli Jamescameroniana, juega al salvajismo gore (que provoca aplausos en la platea), el universo de los FPS (¿soy el único que piensa que "Rec 2" es lo que "Doom" debió ser y no fue?) y juega con la interacción en el espacio de un modo que casi la convierte en el primer film de terror virtual de la historia.

Cierto que todo no es bueno en el film. El hilo argumental es aún más escaso que en la primera entrega, conviertiendo a "Rec al cuadrado" (que no "Rec dos") en un inmenso tren de la bruja repleto de cacofónicos sustos, carreras y planos agitados o desenfocados.

Por otra parte, el volantazo que pega la historia a terrenos nuevos resulta desconcertante y hasta chocante, pero funciona dentro de la desquiciada lógica de las dos películas.

¿Y por qué un siete al film?

Porque rompe clichés (como que una escena de acción made in Spain no puede funcionar). Porque le pega una patada en sus partes a las películas de horror hechas en Hollywood y porque llena salas, dejando (soy testigo) a un montón de chavales con ganas de más...

Cosa que no suele hacer el cine español a menudo.

Lo mejor: Es altamente cañera, tiene sentido del humor y se guarda algunos giros.
Lo peor: El guión tiene un contenido narrivo casi nulo.

NOTA:

La semana que viene se estrena "Ágora", así que lo increíble puede suceder: dos películas dirigidas por españoles siendo las dos más vistas en su propio país.

¿Por fin alguien va a ser profeta en su tierra?