A través de una vasta hemeroteca audiovisual de Marlon Brando se nos presenta un documental que nos acompaña en un viaje a lo largo de su carrera y vida, sus éxitos y sus fracasos, sus recuerdos más alegres y también los más oscuros.

El punto fuerte y original del documental dirigido por Stevan Riley lo marca las imágenes y los audios grabados directamente de la propia voz de Marlon, mezclando imágenes de archivo y extractos de sus películas y entrevistas, se erige como el documental definitivo sobre una de las figuras más grandes de la interpretación.

El documental nos enseña que no todos los actores y actrices interpretaban diferentes personajes con versatilidad y con multitud de matices. Muchos de estos personajes tenían gestos de angustia o desesperación que siempre eran iguales, a partir de Brando parece que todo cambia.

Fue uno de los primeros actores de verdad, que cada papel era diferente. Venía de una escuela de actores que se inspiraban en el teatro, una interpretación mucho más visceral y real.

Su carácter e infancia fue marcada por su padre maltratador y su madre borracha. Esta situación personal lo volvió tímido, inseguro de sus capacidades y contemplativo: le gustaba el sonido de los trenes, la naturaleza, los animales...

Poco a poco se fue volviendo divertido y sociable, la fama le sobrepasaba en algunos momentos.

Brando rechazaba frontalmente el autoritarismo y subyugación de las personas hacia los más débiles (a lo largo de su vida lucho por los derechos de gente de otras razas), sin embargo, esta actitud rebelde y en contra de ser “dirigido” fue calificada de temperamental y poco colaborativa en algunas de sus películas.

Sin duda nos encontramos ante uno de los mejores actores de la historia del cine con un carácter “difícil” en parte debido a su infancia que utilizó todas esas experiencias para marcar una nueva forma de interpretar para generaciones venideras.