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España España · Ourense
Voto de Roberto:
8
Ciencia ficción. Thriller. Intriga. Acción Dom Cobb (DiCaprio) es un experto en el arte de apropiarse, durante el sueño, de los secretos del subconsciente ajeno. La extraña habilidad de Cobb le ha convertido en un hombre muy cotizado en el mundo del espionaje, pero también lo ha condenado a ser un fugitivo y, por consiguiente, a renunciar a llevar una vida normal. Su única oportunidad para cambiar de vida será hacer exactamente lo contrario de lo que ha hecho siempre: la ... [+]
19 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando sueñas puede pasar de todo. El sueño es una de las vías cinematográficas más sencillas para llegar al surrealismo, la fantasía o la paranoia. Lynch, Buñuel o Walt Disney se apoyaron cientos de veces en este argumento. Pero Christopher Nolan no tira en ningún momento por esa vía, sino que utiliza la fantasía visual para fines científicos: la arquitectura, la anatomía, la física o la matemática son las protagonistas de una película que es casi una ecuación mental llevada a gran escala.

Entrar a robar (o implementar) información apropiándose de sueños es la premisa que se nos plantea durante una dilatada introducción en la que encontramos sueños dentro de sueños, formando una bonita colección de muñecas rusas oníricas. En Origen hay imaginación, pero no fantasía. Nada puede salir mal y esto se deja claro en todo momento. Así, se contrata gente para defenderse de ataques en sueños o incluso se utiliza la anatomía para explicar cómo el ser humano repele a los que intentan sabotear nuestras fantasías. No hay lugar para salirse de la norma ni siquiera cuando dormimos, y ahí reside el encanto y la innovación de Origen. No es una secuencia sin sentido, sino el paraíso de la arquitectura: un lugar donde infinidad de formas y colores pueden converger a espaldas de la física. Así, las potentes imágenes de estructuras imposibles que se derrumban, niveles de sueño que se van construyendo o paisajes medidamente delirantes son absolutamente fantásticas y la sensación de control es perfecta en todo momento.

Es por eso que gran parte del encanto de la película se derrumba cuando menos nos lo esperamos. Los últimos 20 minutos de la cinta se convierten en una película de acción que parece más de Michael Bay que de Christopher Nolan. Ahí radica su gran inconveniente. Es cierto que se cierra la trama de una forma decente y que el guion no se resquebraja por un giro rebuscado y sonrojante, pero la ejecución no es la óptima y en parte se pierde esa perfección milimétrica de la que presume la cinta. Sin ese fallo estaríamos hablando de un sobresaliente.

Del resto poco que destacar. Actores solventes, que no brillantes (quizás destaque a Ellen Page por encima del resto y me chirríe algo Joseph Gordon-Levitt, aunque bastante uniformes todos); un guion que no abusa de lo hollywoodiense en el sentido peyorativo de la palabra y una historia de amor en la que vemos la única concesión a lo humano, desde una perspectiva casi freudiana, pero que encaja bastante bien con el tono de la película.

En definitiva, una matemática vuelta de tuerca a las películas sobre sueños, bien ejecutada. Una creación de estructuras mental perfecta y un guion bastante medido, todo a excepción de esos últimos compases, que nos dejan con una sensación agridulce.
Roberto
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